La cárcel valenciana de Picassent ha registrado en seis meses, entre julio y diciembre de 2017, un total de 856 incidentes graves o muy graves, la mayoría por resistencia y por posesión de objetos prohibidos. Así se desprende de un informe del sindicato Acaip que revela que los incidentes han aumentado un 33 % respecto al primer semestre de 2017.

Así, se registraron 239 por resistencia pasiva; 213 por posesión de objetos prohibidos; 122 por amenazas graves y coacciones a funcionarios; 71 por agresiones a otros internos con lesiones de diversa gravedad; 61 por inutilización de mobiliario/dependencias del centro; 53 por amenazas y coacciones a otros internos; 37 por autolesiones; 11 por agresiones a funcionarios y otras 11 por intoxicaciones por consumo de drogas u otras sustancias.

Así mismo, se anotaron 12 incidentes por resistencia activa y violenta; nueve por sustracciones de objetos a otros internos; cuatro por instigar o participar en plantes o desórdenes colectivos; otros cuatro por quebrantamientos de permisos; tres por sustracción de material del centro; otros tres por intento de suicidio; dos por huelga de hambre; y uno por intento de evasión desde el juzgado, abriendo desde dentro con un cinturón la puerta del calabozo donde estaba internado.

Respecto a las agresiones a funcionarios, desde Acaip han advertido de que alguno de los trabajadores tuvo que permanecer de baja médica. «Puñetazos en la cara, patadas, mordiscos y arañazos son algunos de los métodos utilizados por los internos para agredir a los trabajadores», matizaron.

Algunos de los más significativos se remontan al 16 de septiembre, en la Enfermería, donde una interna clasificada en primer grado que ya había pegado a un guardia civil al llegar, agredió a una interna y después golpeó a la funcionaria de servicio contra la puerta de la celda, causándole lesiones, durante el reparto de la cena.