Vicent Madramany (l'Alcúdia, 1946), quien en su día lideró la internacionalización del mundo cooperativo valenciano, falleció el pasado jueves de forma repentina en Perpiñán, donde residía.

Madramany empezó en política y formó parte del PSPV de l'Alcúdia, erigiéndose como referente en la defensa de la unión con el PSOE y el Partido Socialista Popular (PSP) de Tierno Galván cuando los socialistas valencianos decidían qué postura tomar.

Posteriormente fue gerente de la Cooperativa Agraria de l'Alcúdia y, años después, lo destinaron con Anecoop a internacionalizar la cooperativa de cooperativas por Europa, recalando en la ciudad francesa. Pero a Madramany no solo se le conocía por la política y por su trabajo de importación y exportación de fruta sino también por su pasión por el arte. De hecho, en la ciudad francesa fundó un museo de arte contemporáneo en un viejo almacén próximo a la estación de trenes, À cent mètres du centre du monde (A cien metros del centro del mundo), que se convirtió en referente artístico de la capital de los Pirineos Orientales. «Era un proyecto un poco loco y ambicioso», explicaba Madramany en un reportaje de Levante-EMV en 2010.

Entre las centenarias vigas de madera y los vidrios modernos del local, que abrió sus puertas en 2004, el empresario de l'Alcúdia apostó por dar a conocer el arte valenciano, dando cabida a las obras de Manuel Boix y Artur Heras ?dos de sus mejores amigos?, Rafael Armengol, Carmen Calvo, Tània Blanco o Balbino Giner, entre otros.

La labor de Madramany llevó al Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana a firmar un convenio con el centro artístico de Perpiñán en 2009 para la promoción de los artistas valencianos, promoción que se ha mantenido siempre en la que hoy en día es considerada una de las galerías de arte más importantes de Francia. El museo de Madramany, que actualmente regentaba con su hijo, cuenta con más de 400 obras y cuatro exposiciones anuales. El funeral tendrá lugar el próximo martes, 3 de abril, a las 11 horas en un crematorio de Perpiñán. «Vicent se ha ido. Vicent nos dejó sin hacer ruido, discretamente, maliciosamente, dejando un vacío inmenso para todos los que lo acompañaron en su búsqueda, el reconocimiento del arte y la plaza del artista en nuestra sociedad (...). Demasiado pronto, demasiado rápido (?). Vicent ha cambiado de orilla, pero su obra está viva (...). Asumimos el compromiso de continuar con la misión de Vicent», se podía leer en las redes sociales del centro de arte contemporáneo que fundó.