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Gestión

Los primeros pasos del Ribera público

Los pacientes analizan los cambios tras la reversión en la gestión del hospital en una jornada tranquila por la Pascua

El servicio de Urgencias del Hospital de Alzira, a pleno rendimiento pese a ser Pascua. eduardo ripoll

Es pronto para poder apreciar cambios tras la reversión a la gestión pública del Hospital de la Ribera, pero los primeros pacientes que se acercaron ayer al servicio de Urgencias y los familiares de aquellos que permanecen ingresados ya dieron cuenta de algunos aspectos positivos de que el servicio esté en manos de la Generalitat y otros que esperan que sean mejorados en los próximos meses. No obstante, muchos de ellos coincidieron en señalar que durante el tiempo en el que ha imperado el modelo de colaboración pública y privada, con Ribera Salud al frente, no han tenido queja sobre la atención sanitaria dada por sus profesionales.

«Siempre es mejor el servicio público si está bien controlado, el privado va a hacer negocio», remarcaba Francisco Valiente, quien acudió ayer al servicio de Urgencias del Hospital de Alzira acompañando a su mujer, quien padece desde hace días una fuerte bronquitis. «Llevamos dos días yendo a urgencias del centro de salud de Benifaió y aquí acabamos de llegar y ya nos han llamado a triaje», apuntaba este vecino de Almussafes satisfecho con el tiempo de respuesta en el centro hospitalario.

Al tratarse de lunes de Pascua la jornada estuvo marcada por la tranquilidad y solo la sala de Urgencias estaba a pleno rendimiento con gran número de pacientes en espera. «Nosotros ya estuvimos el viernes por la noche y no había tanta gente, pero parece que va rápido», indicó Héctor, quien pese a los fuertes dolores de espalda tras una operación, se mostró satisfecho por el cambio de gestión, aunque sin notar cambios importantes en la atención.

«Se nota que hay mucha gente de vacaciones y es muy pronto para ver el cambio, pero es esperanzador que esté en manos públicas», aseguró Josep, vecino de Alberic. Eso sí, quiso dejar claro que no tiene queja alguna del servicio durante los cuatro ingresos anteriores, exceptuando el déficit de camilleros, e incluso apuntó que el equipo vascular que atiende a su mujer es el mismo que la atendía la semana pasada, por lo que no ha notado cambio alguno.

Los trabajadores

La misma sensación tienen también los propios trabajadores. «El ritmo de trabajo es el mismo, si en un futuro contratan a más gente serán bien recibidos, harían falta al menos tres personas más por planta», demandó Trinidad, enfermera de medicina interna. Para María del Carmen Pallarés sí era un día especial, ayer empezaba a trabajar en el Hospital de la Ribera después de 18 años como auxiliar de enfermería en residencias de ancianos. «Es mucho más agobiante trabajar en una residencia, tienes que hacer de todo y hay menos manos, aquí las compañeras me lo están haciendo fácil», reconocía.

Respecto a algunos de los problemas que arrastraba el hospital, Dolores, vecina de Carlet, indicó que antes había falta de comunicación entre el personal. «Cada día venía un médico y le tenías que informar tú, darle el parte de tu familiar y no al revés. Espero que a partir de ahora esto se solucione». Así como «la falta de previsión en la medicación», añadió. Susana, abuela del pequeño Marc, el último recién nacido del hospital de su etapa bajo la concesionaria Ribera Salud, llegó ayer a visitarlo y la primera novedad de la que se percató es que el aparcamiento, antes de pago, era abierto y no había barreras. El logo de la Generalitat en las sábanas era otro de estos leves cambios visibles a ojos del paciente.

Aunque hay cosas que no cambian. «Llevamos una hora esperando una ambulancia para trasladar a mi madre de 96 años».

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