«La situación de dependencia emocional que tiene del acusado y la manipulación que este ejerce sobre ella» le impedía denunciar los hechos y le hacía volver una y otra vez con él pese a la orden de protección que prohibía a su presunto maltratador aproximarse a su víctima.

Así lo aseveran los informes periciales y la Unidad de Valoración Integral de la Violencia de Género, que remarca el «grave y evidente deterioro en su estado psicoemocional» de esta maltratada.

La Fiscalía solicita para su presunto maltratador reincidente una pena de 16 años de cárcel por los delitos de violación, maltrato habitual, un delito continuado de quebrantamiento y otro de amenazas.

El juicio por estos hechos se celebró el pasado jueves en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València. La propia víctima comenzó su declaración prácticamente pidiendo disculpas por denunciar los hechos. «Yo no quería que se llegara a esto», tratando incluso justificar algunas de las acciones de su presunto maltratador.

Así, restó importancia a un episodio violento en el que, yendo juntos en el coche con sus tres hijos menores de edad, este «hizo amago de estamparnos contra la pared».

Entre los hechos por los que está acusado se encuentra una agresión ocurrida el 6 de noviembre de 2016 cuando el procesado cogió una hacha de cortar carne y le colocó la mano a su expareja encima del banco de la cocina amenazándole con cortársela, todo ello delante de sus hijos menores. «Me gritaba que le dijera si tenía un novio», recordó la víctima.

Asimismo, un mes antes presuntamente también la agredió sexualmente tras coger de los pelos a su expareja y meterla por la fuerza en un portal de una finca de Alcàsser. «Me pegó, me tiró al suelo y luego me metió la mano y se la olió, diciéndome: Tú vienes de follar con otro», relató la víctima nerviosa al recordar lo ocurrido.

Por esta presunta violación la Fiscalía le pide diez años de prisión. A esta pena se le sumarían los tres años que solicita por el maltrato habitual, dos más por las amenazas y uno por el delito de quebrantamiento.

Por su parte, el acusado negó las agresiones y respecto al día de la supuesta violación argumentó que fue ella la que le besó y «luego simplemente nos abrazamos». «No me la quitaba de mi casa», argumentó al ser interrogado por los numerosos quebrantamientos de la orden de alejamiento. Aunque acabó admitiendo: «A lo mejor la llamé hija de puta en alguno de los mensajes».