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Medio Ambiente

Europa se refunda desde la basura

El objetivo del paquete de Economía Circular es hacer reducir al mínimo los residuos y convertirlos en recursos utilizables

En la Economía Circular, los vertederos actuales son grandes «minas» desaprovechadas. emtre

El 9 de mayo de 1950, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schumann, propuso crear una Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la CECA. Su declaración supuso el nacimiento de la moderna Europa y desde entonces el nombre de Schumann se sigue citando con reverencia. Esta semana varios eurodiputados se acordaron de él, de su iniciativa,de la oportunidad de refundar Europa mientras extrañamente se hablaba de vertederos, de residuos, en el marco de un nuevo modelo basado en la Economía Circular (EC).

Hay muchas definiciones de lo que es la Economía Circular, aunque quizá resulta más ilustrativo empezar por decir lo qué no es. Como explican en la fundación Ellen MacArthur, un referente mundial y asesor para las instituciones europeas en EC, «no podemos construir nuestro futuro sobre el modelo lineal» que comienza casi siempre con la extracción de materias primas, que se transforman en productos en una fábrica con elevados costes energéticos casi siempre medioambientales, se distribuyen en vehículos contaminantes que consumen combustibles finitos, se usan -a veces poco-, se tiran y acaban en un vertedero sin posibilidad de aprovechamiento ulterior. Un derroche en un mundo en el que escasean las materias primas, se dispara su precio por el acaparamiento de China y se multiplican los temores a posibles rupturas en las cadenas de abastecimiento.

Por el contrario, «en una economía circular, -explican en la fundación- el valor de los productos y materiales se mantiene durante el mayor tiempo posible en el sistema; los residuos y la extracción de materias primas se reducen al mínimo, y los recursos se conservan dentro de la economía incluso cuando un producto ha llegado al final de su vida útil, con el fin de volverlos a utilizar repetidamente y seguir creando valor». Es una definición. En la economía circular, la materia prima inicial acaba siendo, de nuevo, materia prima.

Una vieja prenda de ropa y los restos de una bolsa de plástico pueden ser la nueva fibra con la que se fabrica un bolso, una nueva prenda de vestir o la esterilla de un coche, como ya hacen en Hilaturas Ferré, en Banyeres de Mariola. Este modelo, aseguran en la fundación, puede crear empleo seguro, promover innovaciones que crean una ventaja competitiva y aportar un nivel de protección de las personas y el medio ambiente del que Europa esté orgullosa.

El paquete de EC aprobado por el europarlamento, y que en breve llegará a la legislación estatal, implica que el reciclaje de los residuos municipales alcanzará el 55 % para 2015 y un 65 % en 2035 desde el 44 % de media actual. Solo un 10% de los residuos municipales podrá ir a vertedero en 2035 y los estados deberán impedir que se viertan residuos que puedan ser recuperados.

Para los envases y embalajes el objetivos es más duro: en 2025 hay que alcanzar el 65 % y el 70 % en 2030. El proyecto establece objetivos (porcentajes de recuperación) diferentes y específicos para cada material: papel y cartón, plásticos, vidrio, metal y madera. Europa cierra el desagüe para facilitar que el flujo de la economía actual, lineal, se convierta en circular. Si además los principios de la EC se aplican desde la fase de diseño, los resultados pueden ser espectaculares. Según los datos de la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente, el 80% de los impactos ambientales asociados a un producto se definen en el «concepto».

La vía valenciana

El presidente Ximo Puig anunció recientemente que el Consell «impulsará» un pacto valenciano para promover la economía circular, un pacto en el que participaran empresarios , asociaciones de consumidores, ayuntamientos y partidos políticos. Puig, que se entrevistó con el director general de Medio Ambiente en la Comisión Europea Daniel Calleja en su última visita a Bruselas, sabe que a partir de ahora no caben desarrollos industriales que no estén orientados por los principios de la EC y que en su creciente romance con la Comisión Europea, la madre de todos los fondos, el dinero solo llegará, o lo hará de forma preferente, a proyectos que lleven las palabras mágicas: economía circular. Poco ha trascendido sobre el contenido de este plan, en cuya elaboración deberían trabajar conjuntamente las Conselleries de Medio Ambiente y la de Economía Sostenible.

La titular de Medio Ambiente, Elena Cebrián, habla de lo que está haciendo su departamento. Siente que el viento sopla a su favor. «Los principios de la economía circular se alinean con los objetivos del Govern del Botànic, en especial los referidos a la transición ecológica de la economía, y ponen un acento especial en la innovación, en la tecnología, en la investigación. Y es que la economía circular se basa precisamente en eso, en una transición, un cambio en las formas que tenemos de producir y de consumir, un cambio posible y perfectamente asumible, que se reforzará con la incorporación de todos esos procesos de investigación, innovación y tecnología. Supone también un potencial de creación de empleo cualificado y con perspectivas de futuro», explica.

Entre otras líneas de actuación enmarcables dentro de la EC, la consellera destaca la mejora de los procesos de generación y tratamiento de residuos y sellado de vertederos, con «especial énfasis en la modificación del Plan Integral de Residuos (PIRCV) porque recoge los planteamientos de la economía circular y avanza conceptos de las directivas europeas».

Otra fórmula, destaca, es la adopción de soluciones innovadoras en la gestión de residuos agrícolas y biomasa forestal; combinado con el fomento del agrocompostaje a partir de residuos domésticos orgánicos.

Finalmente, la consellera trabaja también en modernización de regadíos y reutilización de aguas depuradas, con eficiencia energética.

Mientras, en la Conselleria de Economía Sostenible se han puesto en marcha hasta una decena de programas basados en la EC y entre los empresarios se abre paso la idea de que el nuevo modelo no es solo una ocurrencia de ecologistas o tecnócratas de Bruselas, sino una oportunidad real para una economía deficitaria en materias primas.

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