Desde que hace 12 años inició su colaboración semanal en las páginas de Levante-EMV, el profesor Gregorio Martín (Menorca, 1950), doctor en Ciencias Matemáticas y catedrático jubilado de Ciencias de la Computación, analiza con permanente sentido crítico las cuestiones relacionadas con la financiación autonómica. Ahora, una recopilación de sus análisis acaba de ver la luz en forma de libro bajo el título Financiación autonómica y Generalitat.Financiación autonómica y Generalitat

Un compendio que supone también un repaso del relato político y económico de los tres presidentes de la última década, los populares Francisco Camps y Alberto Fabra y el socialista Ximo Puig, que ha permitido a Martín dividir en tres partes la secuencia temporal del libro.

La primera es la era Camps que Martín sitúa en una época de «irresponsabilidad» con el dinero público siempre disponible para financiar todo lo que sea necesario y que resume en una frase: «Lo que pida Cataluña también para los valencianos y además dos huevos duros».

Son los años del estallido de los grandes casos de corrupción y de la deuda disparada. «En vez de controlarla, la deuda empieza a expandirse y no hay ningún control financiero, cada autonomía hace lo que le parece», explica el experto. No existe tampoco una división clara de competencias entre autonomía y Estado lo que complica más la situación.

En 2011, con la llegada de Alberto Fabra a la presidencia de la Generalitat, se da un giro político y también económico. «Es el momento en que se dan la condiciones para que el Estado hubiera aplicado el artículo 155 de la Constitución porque la Comunitat Valenciana no estaba en condiciones a partir de 2012 de ofrecer los servicios públicos básicos. Fabra es un mandado de Madrid que cuando consigue que le pongan al teléfono con el ministro Montoro el mismo día en que le anuncia que se ve obligado a cerrar Canal 9, el ministro le responde que ya era hora de que cerraran algo en València».

Años, como los anteriores, en los que a juicio del experto se cometen «atrocidades» como guardar facturas en los cajones que descuadran el déficit y que acaban después con la imposición de sanciones por parte de la Unión Europea. «Las facturas en los cajones son una locura de una clase política que se corrompe, lo que hace que la Comunitat Valenciana acumule una reputación nefasta».

Son los años de la tormenta económica perfecta con un gobierno de Zapatero que ni detecta la llegada de la crisis económica y un PP en la oposición que dice: «nosotros lo arreglaremos».

Devolver competencias

Martín también se muestra crítico con el Consell a la llegada de Puig y el Botànic en 2015. Varios de sus artículos incluidos en el libro son partidarios de devolver competencias a Madrid si no hay recursos para financiarlas: «No se ha estudiado bien el asunto y se opta por una vía reivindicativa antes que de reflexión sobre las competencias; se prefiere decir que hay una valencianofobia por parte del Gobierno y al final el debate autonómico se reduce a ver quien es más victimista con el Gobierno», lamenta Martín.