La comisión del Congreso de los Diputados para la reforma del Estado autonómico ha entrado en una fase de letargo tras el abandono de Ciudadanos y la falta de un calendario estable para los próximos. Su futuro está a expensas de lo que suceda en Cataluña. Una hipotética retirada de la aplicación del 155 podría facilitar su revitalización con el ingreso de partidos catalanes y vascos y de Podemos, que se desmarcaron desde el primer proyecto de una iniciativa que, hoy por hoy, languidece.

La comisión se planteó con grandes expectativas. Como una vía para la solución del problema territorial en España a través de una reforma de la Constitución. Su nacimiento fue un compromiso de Mariano Rajoy con Pedro Sánchez por el apoyo de la dirección socialista a la aplicación del 155. En el grupo del PSOE en el Congreso se tiene la percepción de que la comisión ha sido más una concesión del PP que otra cosa y que nunca ha creído en sus posibilidades.

A pesar de la ausencia de las minorías catalana y vasca y de Podemos, empezó a funcionar en enero con fuerza, con las intervenciones de tres padres de la Constitución.

En la agenda de trabajo estaba también llamar a los presidentes de las comunidades. Con ese motivo, el jefe del Consell, Ximo Puig, se aprestó a preparar una propuesta de reforma constitucional que incide en la descentralización del poder y un mayor autogobierno de los territorios.

A día de hoy, la comisión no cuenta con una agenda definida y se desconocen fechas para la participación de los líderes autonómicos, si es que llega a producirse. Es algo que empieza a ponerse en duda. El último golpe al proyecto ha sido el abandono de Ciudadanos, después de que PP y PSOE se negaran a aceptar las comparecencias de exdirigentes socialistas como Alfonso Guerra, José Bono y Rodríguez Ibarra. Solo el grupo mixto se mantiene junto a los dos grandes partidos.