Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Corrupción

Y Bonig volvió a pedir perdón

La agenda judicial da al traste con el intento del PPCV de romper con el pasado y empezar de cero

Y Bonig volvió a pedir perdón

Un año y siete días es el tiempo que Isabel Bonig ha podido cumplir aquella promesa de no volver a pedir perdón nunca más por la corrupción en su partido. Bonig se lo autoimpuso en el congreso regional que la ensalzó, con Rajoy de cuerpo presente, como capitana de un partido vapuleado por los casos de corrupción y la pérdida del poder. «Pido perdón por última vez», proclamó. Aquel compromiso no era una cuestión de orgullo ni de altivez, sino un intento de que aquel congreso fuera un punto de inflexión: el momento en que el pasado negro debía quedar enterrado y abrirse una nueva etapa para un nuevo PPCV que partía de cero con la vista puesta en la reconquista de la Generalitat.

Sin embargo, el endemoniado calendario judicial y los asuntos turbios activos en los juzgados han dado al traste con los planes de Bonig. Se resistió cuando las confesiones de Francisco Correa y Ricardo Costa sobre la financiación irregular volvieron a poner en jaque la organización. «Ya pedimos perdón por eso», dijo Bonig a los periodistas, pero esta vez, con la decisión del Supremo sobre Fitur, que llevará a la carcel a quien fue presidenta de las Corts, la dirigente ha optado por no seguir siendo presa de sus propias palabras. Que pida perdón no es sí mismo trascedente, pero sí supone simbólicamente reconocer como partido que la defensa de que hubo un antes y un después no vale. Lo decía en este diario ayer el huido histórico Ignacio Gil Lázaro: no es tan sencillo borrar el pasado y menos si la organización es la misma.

En el entorno de Bonig se afirma, y no les falta razón, que pese a todas las visicitudes que han pasado desde que cogieron las riendas del PP tras la debacle de 2015, siguen en pie y, eso, sostienen ya es mucho. La cúpula regional logró cierto oxígeno con la investigación judicial abierta por la presunta financiación irregular del Bloc y el PSPV, pero siguen sin poder escapar de su propio pasado. Sus esfuerzos por sacar del foco los asuntos de corrupción no han sido suficientes y a un año de elecciones al PP de Bonig le esperan más disgustos.

Está por ver si la corrupción está ya amortizada, es decir, si ya pagaron electoralmente. De momento, su rival, Ciudadanos, se frota las manos ya que el barro no les ha salpicado y quieren exclusividad en la bandera de la regeneración. De momento, la tienen.

Compartir el artículo

stats