Milagrosa Martínez tenía la esperanza de que su recurso fuera tenido en cuenta por el Tribunal Supremo, por lo que la ratificación de la condena de nueve años de cárcel que el TSJCV le impuso en febrero de 2017 ha supuesto para ella un «nuevo golpe» emocional.

Así lo indican a Levante-EMV personas de su entorno más cercano, que confirman que la exalcaldesa de Novelda y expresidenta de las Corts asimila en soledad, recluida en su chalé del Campet de Novelda y sin ningún apoyo del PP, su inminente ingreso en prisión.

Algo que deberá hacer en unos días tan pronto como sea citada para notificarle su inminente ingreso en prisión. Será entonces cuando deberá decidir en qué cárcel cumple la pena y, según indican las mismas fuentes, lo hará en Fontcalent por la proximidad con su domicilio.

Aunque Milagrosa está «moralmente tocada» ha tenido más de un año para prepararse psicológicamente ante la posiblidad de ingresar en prisión. Tiene 60 años, no tiene pareja y lo que más le preocupa es separarse del hijo con el que convive, y no poder ver crecer a su único nieto, de poco más de un año.

Su situación económica no parece ser nada boyante. Lleva una vida austera y, al parecer, solo percibe el subsidio de 400 euros al mes.

Este diario ha intentando hablar con ella sin conseguirlo. Solo recibe las visitas de sus familiares más cercanos y de su círculo de amistades más íntimas. En Novelda todavía cuenta con cierto apoyo popular de su etapa como alcaldesa. En los corrillos del pueblo se sigue dudando de que se lucrara durante su etapa como consellera de Turismo. Muchos vecinos comentan, al respecto, que ha sido utilizada como «cabeza de turco» y que su «gran error» fue confiar en el exjefe del Consell, Francisco Camps, hasta el final.