Los anticuerpos producidos en respuesta a

la vacunación antigripal van disminuyendo con

el tiempo y pueden no ser suficientes para garantizar la adecuada protección al año siguiente de la vacunación. Además, el virus de la gripe muta con facilidad, por lo que la vacuna debe ser modificada anualmente adaptándola a las cepas que se estima circularán en cada temporada.