Si hay una frase que se repite constantemente entre las personas que optan a un puesto en la Administración Pública es «busco la estabilidad laboral». Esta máxima se convierte en un mantra a las puertas de cualquier examen de oposición. Y ayer, la situación no fue diferente. Un total de 18.155 opositores tomaron las aulas del Campus de Tarongers, de la Universitat de València, y de la Universitat Politècnica, para optar a una de las 327 plazas de auxiliar administrativo en las instituciones sanitarias de la Generalitat Valenciana.

De forma simultánea se llevaron a cabo las pruebas en las provincias de Castelló y Alicante. En la primera de ellas, celebrada en la Universitat Jaume I, se presentaron 3.541 estudiantes; en la Universidad de Alicante lo hicieron 9.952 personas. En total fueron 31.648 los valencianos que se lanzaron a la búsqueda de la estabilidad laboral y, por ende, de un futuro mejor, en la Conselleria de Sanidad.

Este periódico habló con algunos de los examinandos y todos ellos contaban con formación universitaria de lo más diversa: Filología Clásica, Relaciones Laborales, Magisterio, Arquitectura Técnica y Administración y Finanzas fueron algunos de los títulos que salieron a la luz. Pero, además de universitarios, los entrevistados también contaban con otro denominador común: la inestabilidad laboral.

Es el caso de Jorge, vecino de València. A sus 34 años está «cansado de dar tumbos» y presentándose a esta prueba tiene la esperanza de alcanzar la tan ansiada continuidad profesional. Algo similar a Laura, también de València, quien compagina dos trabajos a la vez -uno de ellos en prácticas- pero no le proporcionan una retribución acorde al esfuerzo. «Lo veo muy difícil -lograr una plaza- pero había que intentarlo. Es importante conseguir una estabilidad», aseguraba.

Desde la localidad de Aldaia acudieron Paula y Luis. Son pareja y fue el padre de él quien les animó a presentarse a las oposiciones. Ninguno de los dos trabaja de lo que ha estudiado, así que por lo menos un puesto en una institución sanitaria pública les proporcionaría un puesto seguro y un salario garantizado.

La prueba que realizaron ayer, a las 10.00 horas, es el salvoconducto que puede llevarles a la tranquilidad laboral y a «plantearse un futuro», según describió Alba, titulada en Magisterio Infantil. Una prueba en forma de test, con cuatro respuestas alternativas, de las que solo una era la correcta y para la que tuvieron 75 minutos de tiempo máximo.

Poco más de una hora para conseguir la tan ansiada estabilidad profesional, que esta sí, es para toda la vida.