Pedro Agramunt acude hoy a la Comisión de Reglamento del Consejo de Europa. En la maleta lleva un informe de 51 páginas contra las conclusiones de la investigación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE, el organismo que presidió hasta octubre) que le acusa de «posibles» corruptelas y por el que le instaron a dejar el escaño.

El senador valenciano del PP acude a París negando todas las acusaciones y jugando al ataque. Podía haber callado y aceptado alguna penalización leve, hubiera sido más cómodo para él y su partido, pero no lo ha hecho, dice, porque quiere que él y sus hijos puedan caminar por València «con la cabeza bien alta».

Agramunt apunta alto en su estrategia de defensa: al magnate George Soros, uno de los hombres más poderosos del planeta. La acusación no es nueva. La aportación son los documentos que vinculan a la Foundation to Promote Open Society del multimillonario con las entidades que han actuado activamente contra él.

A este se le atribuye, según el informe de la comisión, la obtención de privilegios (en forma de dinero, regalos y prostitutas) a cambio de favorecer las posiciones de Azerbaiyán, dentro de la etiquetada como «diplomacia del caviar».

Agramunt lo niega y sostiene que el documento final de la comisión se basa en cuatro dosieres externos. Dos de ellos son los que contienen las acusaciones contra él. Proceden de la European Stability Initiative (ESI) y de Freedom Files, dos entidades bajo el paraguas de la Open Society. De acuerdo con el material del senador, la primera ha recibido más de un millón de dólares de la Open Society entre 2013 y 2016.

Agramunt sitúa el origen de «la persecución» en la victoria que obtuvo en 2013 en la APCE para evitar una definición más laxa de los presos políticos (por el caso de Azerbaiyán), figura en la que habrían entrado colaboradores de ETA o los más recientes protagonistas del desafío independentista catalán.

Precisamente, la Open Society también financia el lobby Independent Diplomat, que ha aparecido como contratado por el Govern desde 2012 para «internacionalizar» la causa soberanista. Los directores de esta entidad y de la ESI han colaborado en conferencias y artículos y, sostiene el senador, critican internacionalmente las posiciones de Rajoy y favorecen las del procés.

De la misma manera, los activistas de Freedom Files Yuri Dzhibladze y Olga Zakharova, que acusan al senador, participaron en octubre en Cataluña en acciones a favor del referéndum y cargaron contra el Gobierno financiados por la Organización Mundial contra la Tortura. Algún medio de Madrid los situó dentro de una trama rusa proindependentista, aunque el lazo con Soros los colocaría en el extremo opuesto a Putin, pese a ser rusos.

El fin último, dice, sería desestabilizar Europa. Agramunt da por «desacreditadas» a las dos entidades tras un mes de trabajo de un equipo para recopilar el material sobre los lobbies que «tratan de influir y manipular en la APCE».