Un joven educado, encantador y nada problemático. Así describen los vecinos a Iván R. C., el joven de 25 años detenido en la madrugada del sábado por matar a su madre y herir de gravedad al compañero sentimental de esta, en el domicilio familiar, en la puerta 2 del número 14 de la calle Gavarda, una de las zonas más humildes del valenciano barrio de Benimàmet.

Sin embargo, su hermano mayor y su madre sabían que algo no marchaba bien desde hacía tiempo. En las últimas semanas había empeorado, estaba más taciturno, huraño, solitario y depresivo, y daba muestras de «algún tipo de trastorno psiquiátrico». Tenía ideas suicidas y murmuraba incongruencias que no pasaron desapercibidas ni para sus parientes, ni para sus vecinos del barrio.

El punto de no retorno se produjo hace aproximadamente un mes, según fuentes próximas a la familia. Iván, que había salido en bicicleta con su hermano mayor, empezó a pedalear de una manera desesperada, sin hacer caso a nada, hasta casi perderse. La familia se asustó y lo llevó al Hospital Arnau de Vilanova. Pretendían que lo ingresaran, pero los médicos decidieron enviarlo a casa con una citación para ser visto por un psicólogo en consultas externas.

Iván decidió no acudir a esa cita porque, según dijo en casa, se encontraba mucho mejor. Pero no era cierto. Apenas unos días más tarde de esa cita fallida, en la madrugada del pasado sábado, cuando su madre y su padrastro dormían y él hacía rato que estaba en su cuarto, entró en el dormitorio principal y, sin pronunciar palabra, le asestó a ella un único golpe por la espalda con un cuchillo que cogió de la cocina y luegro trató de degollar a su pareja, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV en su edición digital.

La autopsia ha confirmado que la hoja del cuchillo entró por debajo de la escápula, perforó el pulmón y seccionó la aorta. El padrastro, con un profundo corte en el cuello y varias heridas más recibidas durante el forcejeo con Iván, fue trasladado de urgencia al Hospital La Fe, donde permanece en la UCI, aunque no se teme por su vida.

Luego, Iván trató de degollarse y, al no conseguirlo, subió a la azotea con la intención de arrojarse al vacío, pero no tenía la llave de acceso. Mientras, había llegado a casa su hermano mayor, que tuvo que salir precipitadamente del trabajo después de recibir una llamada de socorro del novio de su madre

Estrecheces económicas

La víctima, Mari Carmen Coronas, de 50 años, estaba divorciada y vivía con sus dos hijos, de 28 y 25 años, en el domicilio familiar. Al parecer, las estrecheces económicas de la familia ocasionaban algunas tensiones en el hogar, pero nada suficientemente grave como para hacer prever lo sucedido el sábado, derivado casi con toda seguridad de un brote psicótico de Iván.

Fuentes vecinales y familiares recuerdan que Mari Carmen reprochaba de vez en cuando a su hijo menor que no tenía trabajo, «pero eran las discusiones normales que puede haber en todas las casas», explica un vecino del mismo bloque. Al parecer, el sueldo principal era el del hijo mayor, al que apenas se sumaba una pequeña cuantía que la víctima percibía de su exmarido como pensión por el hijo menor.