"La Constitución se encuentra en muy buen estado de salud, sobre todo, si se compara con todo lo demás". Así de asertivo ha sido Miguel Herrero Rodríguez de Miñon, uno de los "padres" de la Carta Magna, quien ha descartado rotundamente una reforma, en todo caso, "de algunos puntos si se precisan cuáles son". Esa ha sido la línea que siguió ayer durante su intervención en el Ciclo de ponencias que organiza el Colegio Notarial de València con motivo del 40 aniversario de la Constitución.

Rodríguez de Miñón ha lamentado que ante las voces que llaman a reformar el documento nadie diga qué puntos hay que modificar: "dicen que hay que reformar el sistema electoral, a mi me parece bien, pero no requiere reformar la Constitución, sino a través de la ley electoral", y no ha escatimado en citar otros ejemplos como aquellos que critican que la justicia es lenta, a lo que ha respondido que "no se arregla como un articulo que diga que la justicia ha de ir rápido", sino con "mejores leyes procesales".

"La Constitución no es una pócima mágica que sirve para arreglarlo todo", y ha apuntado que "no sustituye la vida política, sino que la encauza y permite pacificarla". Para el que fuera portavoz en el congreso de UCD y más tarde de Alianza Popular, "esta Constitución requiere que los partidos políticos sean sensatos".

La consellera de Justicia, Gabriela Bravo, canceló en el último momento su asistencia pero sí lo hizo el conseller de Hacienda, Vicent Soler, así como la presidenta del Consell Jurídic Consultiu, Margarita Soler.

El actual Consejero de Estado ha alabado los beneficios que la Constitución ha traído a España porque ha sido una "herramienta de estabilidad". Ante una posible reforma, ha recordado que haría falta un consenso político y otro técnico, y habría que decidir qué tipo de procedimiento se emplearía: uno formal que requieriera un sistema complejo, como es el caso de artículos que impactan en la estructura del Estado como la monarquía, o el que él mismo defendió, la "mutación constitucional", por el que se mantiene el texto "pero cambia el significado".

Rodríguez de Miñón ha defendido esta modalidad como la que emplean todos los países europeos así como Estados Unidos, y llamó, una vez más, a que los partidos sean los protagonistas. "No estaría mal que pactasen fórmulas que permitiesen mutaciones sin necesidad de soluciones complejas", ha dicho, para acabar asegurando que en la Constitución "todo es modificable".

Sin embargo, como ya hizo el exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, ha rechazado de pleno el argumento de la "vejez" de la carta para modificarla, porque "eso no la hace mala". Rodríguez de Miñón ha reiterado a lo largo de su discurso que el propósito de reforma ha de ser el "para qué", y una vez esté claro, valorar si hay formas alternativas.

"Hay que matizar y concretar, precisar por parte de los agentes políticos", ha señalado, y hay que evitar "reformas con procedimientos complicados que creen tensión".

Cuestiones autonómicas

El exdiputado en el Congreso (entre 1977 y 1993) se refirió a la financiación autonómica aunque pasó de puntillas. Reconoció que el sistema "no gusta a nadie" pero sería un error "modificarlo en la norma constitucional para que dentro de 3 años deje de gustar otra vez", así que apeló a hacer "una Ley Orgánica de Financiación de Comunidades Autónomas (LOFCA) buena y, cuando se demuestre que funciona, se integre en la Carta Magna".

Respecto a Cataluña, Rodríguez aseguró que no lo entiende. "He dedicado parte de mi vida política a buscar soluciones, pero me ha superado", ha confesado, y ha calificado de "disparates" las últimas acciones del gobierno catalán. "No sé cuáles son las soluciones, la independencia no es una solución para nadie", apuntó, y no confió en que una reforma constitucional pudiera apaciguar la situación. "Parece inevitable no levantar el 155, parece que la Generalitat no quiere", ha explicado.