Matar al padre es una figura metafórica que usaba Freud para referirse al proceso de maduración personal que lleva a situar al progenitor en su justo espacio, con sus defectos y virtudes, cuando acaba la etapa de fascinación infantil.

En un proceso parecido andan inmersos parte de las élites intermedias de Podemos y las bases. Existe la sensación de que el líder máximo, Pablo Iglesias, y la portavoz parlamentaria, Irene Montero, han actuado con torpeza. Que no midieron bien el impacto que su decisión de comprar un chalé de 660.000 euros a las afueras de Madrid iba a provocar y mucho menos entendieron que eso socavaría el discurso podemista.

Mientras, las miradas críticas no ceden. El jefe del Consell, Ximo Puig, dijo ayer que cada uno «debe administrar como mejor pueda su coherencia» y el alcalde de València, Joan Ribó, señaló que la izquierda debe ser coherente con lo que dice y lo que hace. Compromís, el partido de Ribó, se presentó a las últimas generales junto con Podemos y EU bajo la marca A la Valenciana.

Por su parte, el líder autonómico de Podemos, Antonio Estañ, trató de cerrar filas con el «padre» y denunció la campaña de acoso y contra su intimidad que sufren Montero e Iglesias jaleada por grupos ultras que convocan una manifestación ante el chalé tras colgar carteles de «bienvenidos refugiados y okupas».

Pero en el terremoto que vive Podemos estos días no es difícil encontrar voces críticas. Fuentes del grupo en las Corts, que no es precisamente afín a Iglesias, creen que la pareja ha actuado con torpeza por partida doble: primero con la compra del chalé y después con el plebiscito planteado para que las bases decidan su futuro. «Se nos ha caído un mito», asegura en privado un diputado. «Claro que esta polémica hace daño a nuestro discurso», señalaba otro.

Estañ respondió ayer que es «pornográfico» escuchar a algunos partidos dar lecciones de ética y coherencia y subrayó que la cuestión del chalé es exclusivamente privada. También defendió que cumplen el estricto código ético de Podemos que contempla limitar salarios y tiempo en política.

Pero no todos en Podemos lo comparten. «Si quiere dimitir que lo decida personalmente, pero que no arrastre a las bases; yo quiero que mi secretario general sea elegido o relevado por una asamblea ciudadana y con un programa político pero no en un plebiscito», asegura un crítico.

Estañ, además, ha decidido mantener para este jueves una pregunta sobre política de vivienda en la Comunitat Valenciana en la sesión de control en las Corts el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Pese a que aparentemente es una cuestión que se le puede volver en su contra, el síndic y su grupo han decidido mantenerla porque hace referencia a las cargas policiales de la semana pasada en Elx por un desahucio.