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Adiós sin mascarilla al curso que da paso a una nueva ley educativa

La comunidad educativa hace un balance positivo del 2021-22, que finaliza sin restricciones, y se prepara para los cambios que entran en septiembre

Alumnado del CEIP Federico García Lorca de València, en una clase durante los primeros días en los que ya no era obligatorio llevar mascarilla, después de Pascua. | GERMÁN CABALLERO

El curso empezó con la mascarilla subida hasta arriba de la nariz y ha acabado con la mayoría de sonrisas al descubierto. Este es uno de los resúmenes del 2021-22 y, posiblemente, la imagen que mejor representa la vuelta a lo más parecido a la antigua normalidad.

El que acaba de finalizar ha sido el tercer curso tocado por la pandemia, el segundo con presencialidad —ya total en todos los niveles—, y también ha dejado otras imágenes para el recuerdo, como la vacunación del alumnado que, en buena parte, recibió las dosis en sus centros educativos.

Tanto desde la enseñanza pública como desde la concertada destacan el fin de las medidas anticovid como una de las principales noticias del curso y hacen un balance positivo de este año escolar, si bien todas coinciden en destacar que la llegada de la nueva ley educativa, la Lomloe, abre un nuevo horizonte, todavía difuso.

Joaquina Barba, presidenta de la Associació de Directores i Directors d’Infantil i Primària (Adip-PV), reconoce que, una vez más, «los centros han conseguido salir adelante» mientras que Toni González Picornell, presidente de la asociación de directores de instituto (Adies-PV), valora que «por fin ha sido un curso con bastante normalidad, que ha acabado sin mascarilla ni distancia, lo que ha mejorado la comunicación y empatía entre alumnado y profesorado».

En esta línea, Mariola Hernández, directora gerente de Feceval (patronal de los centros concertados), asegura que se han «disfrutado mucho las fiestas de fin de curso y las graduaciones» y destaca que, en algunos casos, también se ha invitado a las promociones de los dos últimos años, que se quedaron sin celebrarlo. «Parece muy lejano, pero empezamos el curso con protocolos y, al final, hemos reencontrado la normalidad; los equipos docentes han estado a la altura y se ha acabado el curso como todos merecían», añade Hernández.

Por su parte, Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica de Escuelas Católicas (Escacv) también destaca la recuperación de la «cercanía» en las aulas, aunque los dos primeros trimestres aún fueron «muy agobiados», sobre todo en la sexta ola. Asimismo valora haber desarrollado el curso «según lo previsto», incluidas las excursiones, de las que ha habido un boom. «Algunos alumnos han estado dos años sin poder disfrutar de actividades complementarias pero importantes para su aprendizaje y es bueno y positivo haberlas recuperado», añade. Ahora, de cara a septiembre, Rodríguez asegura que miran con «cierta esperanza y optimismo el próximo curso», aunque también afirma que ven «con incertidumbre» y «cierta preocupación» el cambio legislativo.

El siguiente reto

De hecho, la Lomloe es el reto más importante que también se marcan todos para 2022-23: implantar la nueva normativa en los primeros niveles (1º, 3º y 5º de Primaria, 1º y 3º de ESO y 1º de Bachillerato) y empezar a trabajar con la nueva línea que se marca, la de las competencias, proyectos interdisciplinares y los ámbitos, ya obligatorios en 1º de ESO en la Comunitat Valenciana.

«Seguimos con los borradores de los currículums y, aunque nos dicen que son definitivos, nos gustaría verlos ya publicados», afirman desde Escacv sobre los retrasos en la normativa, que también se dan en otras CC AA a la hora de adaptar las instrucciones del ministerio.

Mariola Hernández coincide en que quedan «muchas cosas por definirse», por lo que apunta que en la organización del próximo curso «se mantiene la incerteza de estos últimos tres años», aunque ahora es por las novedades y no tanto por la pandemia. «El reto más grande es la adaptación y que los docentes deben formarse, porque es necesario un ‘cambio de chip’», asegura.

Del mismo modo, Toni González Picornell habla de «incerteza del primer curso» y de la necesidad de «adaptarse», pero también considera «ilusionante» el cambio. «Tenemos la oportunidad de enseñar por competencias, como exige la Unión Europea, formar a alumnado adaptado a esta sociedad y hacer que estudien más allá del grado medio o del Bachillerato», señala.

Joaquina Barba, por su parte, traslada que «vienen cambios muy importantes». «Los centros debemos prepararnos para la transformación y la nueva forma de trabajar, dirigida a los ámbitos y los proyectos interdisciplinarios», dice, lo que no será fácil, pues se requiere que, en cada centro, «todo el claustro esté preparado para el cambio, que debe hacerse con consenso y caminando poco a poco».

Por eso, la directora pide que se «mantengan los recursos» extra y el profesorado que Educación ofreció a los centros por la pandemia, como exige Stepv. El sindicato también apuesta por mantener ese refuerzo. «Estamos en contra de que ese profesorado extra covid no se renueve en el curso del despliegue de la Lomloe, los nuevos currículums y las adaptaciones», señalan.

Nueva materia

Uno de los cambios más notables será que en Primaria y Secundaria aparece una nueva asignatura obligatoria: Proyectos Interdisciplinarios que, como publicó este periódico, estará en toda Primaria y de 1º a 3º de ESO (pasando a ser optativa en 4º). Su contenido variará dependiendo el centro y el profesorado que la imparta, al no estar adscrita a ningún departamento ni área de conocimiento en concreto.

Esto para Picornell, supone «un abanico muy abierto, que se puede abordar desde diferentes vertientes y dar mucho de sí, ya que abre muchas puertas al no tener un currículum cerrado». Vicenta Rodríguez también cree que, «si los centros son creativos, da mucho juego y permitirá trabajar proyectos interesantes». «La parte negativa es que puede ser un ‘cajón desastre’, al impartirla profesores a los que les sobre horas o que no sepan qué dar», contrapone Rodríguez.

Si bien la Lomloe está provocando que los centros preparen el próximo curso a contrarreloj y apuren las jornadas lectivas de julio y el principio de septiembre hasta el día 12 —cuando se iniciarán las clases en todos los niveles—, también ha hecho que, después de dos años de protocolos, el debate vuelva a estar centrado en la enseñanza y no en las medidas sanitarias aunque, como afirma Barba, la evolución de la pandemia siempre es un «interrogante».

Las ampa piden actuar contra el «déficit educativo»

La Federación de Ampa Gonzalo Anaya asegura que «un sector importante del alumnado» arrastra las «consecuencias (académicas, psicológicas, mentales y sociales...» de la crisis sanitaria. Ante esto, piden «no relajarse ante el déficit educativo» ahora que parece que la pandemia pasa a un segundo plano. Es una cuestión que, aseguran, les preocupa, por lo que solicitan a la Conselleria de Educación «esfuerzos y programas de refuerzo en todos los niveles», además de profesionales especializados.

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