Levante-EMV, Valencia

Ilija Stanic, el único procesado por el asesinato del general Vjekoslav Luburic, ocurrido en Carcaixent en el año 1969, está vivo y reside en Sarajevo, la actual capital de Bosnia y Hercegovina. Stanic ha conseguido escapar de la Interpol durante 37 años, pero una investigación periodística valenciana ha logrado localizarle.

La víctima, que había dirigido campos de concentración en la Croacia nazi de la Segunda Guerra Mundial, fue brutalmente asesinada en su casa de Carcaixent el 20 de abril de 1969. La policía buscó sin éxito a Stanic en lugares tan remotos como Australia. El crimen está prescrito penalmente desde 1996.

La productora valenciana Malvarrosa Media financió una investigación de tres años del periodista Francesc Bayarri con el objetivo de realizar un documental televisivo sobre el caso. El documental se encuentra actualmente en fase de preparación, pero Bayarri ha escrito un libro, titulado Cita a Sarajevo, que la editorial L$27Eixam pondrá en las librerías hoy sábado.

Luburic vivía en España protegido por el régimen franquista, que le había facilitado documentación falsa a nombre de Vicente Pérez García. Poseía una imprenta en la calle de Santa Ana de Carcaixent, donde tenía contratados trabajadores croatas y españoles. Allí se imprimían revistas y documentos en lengua croata, destinados a combatir con propaganda a la Yugoslavia comunista del mariscal Tito.

Ilija Stanic era un joven empleado de la imprenta que se había ganado la confianza del ex general. Tras el hallazgo del cadáver de Luburic, en la mañana del lunes 21 de abril, la policía centró sus investigaciones únicamente en Stanic, quien desapareció con dirección a Barcelona en la tarde del mismo domingo. Los agentes interrogaron a los testigos clave, pero todo el rastro se perdía a las 20 horas del domingo en la Estación de Francia de Barcelona. En 1975, la Interpol comunicó al juez de Alzira que Stanic «había sido encontrado» en Australia. El caso se reabrió durante un año, pero la ausencia de más noticias llevó al juez a archivar de nuevo el expediente en 1976.

Le buscaron hasta en Australia

En realidad, Stanic nunca pisó suelo australiano. Regresó a Yugoslavia y ha vivido en diferentes ciudades. Desde hace años reside en Sarajevo, donde ha formado una familia y tiene un empleo estable. Vivió de forma trágica el sitio de la ciudad durante la reciente guerra civil, pero ningún integrante de su familia murió en la guerra. El próximo 19 de octubre, Ilija Stanic cumplirá 61 años.

Bayarri logró hablar con él en Sarajevo durante el verano de 2003. Las conversaciones posteriores para conseguir que Stanic accediera a ser entrevistado se prolongaron durante meses. Finalmente, un equipo de la productora voló a Sarajevo para grabar la entrevista. Cita a Sarajevo es tanto un relato de la investigación periodística llevada a cabo para localizar a Stanic, como la reconstrucción del crimen de 1969 a partir de los nuevos datos obtenidos. El libro incluye fragmentos del expediente policial de los servicios secretos de la Yugoslavia de Tito, la versión ofrecida por el propio Stanic, y una hipótesis del autor sobre la realidad de los hechos.

Hasta ahora, las informaciones periodísticas sobre el caso y las páginas web sobre los genocidios de la II Guerra Mundial coincidían en afirmar que Stanic era un espía comunista al servicio de Tito. Las atrocidades de Luburic en los Balcanes y las actividades opositoras efectuadas posteriormente desde España explicaban el crimen del año 1969, según las mismas fuentes. El expediente oficial de los archivos de la ex Yugoslavia comunista parece confirmar esa versión, aunque incurre en una larga lista de errores y sospechosas afirmaciones.

Lagunas y contradicciones

Stanic admite ahora que se benefició de privilegios al regresar a Yugoslavia, y que gozó de protección y de documentación oficial falsa para evitar ser localizado. Su versión de los hechos, sin embargo, presenta lagunas y contradicciones.

Después de tres años de investigación, el autor de Cita a Sarajevo afirma que nada es lo que parece detrás de este crimen. Stanic no resulta ser un superagente perfecto, tal como se desprende de las informaciones divulgadas hasta ahora. Tampoco la imagen de Luburic coincide con algunos de los clichés difundidos.

Finalmente, la huida de Stanic hacia la impunidad no se ejecutó siguiendo un plan estudiado al milímetro. Para acabar de complicar la historia, la vida más reciente de Ilija Stanic nada tiene que ver con la clandestinidad total que se le supone a un espía y, menos aún, a un perseguido por un asesinato.