Así lo indica un estudio sobre el acoso psicológico y sexual en el trabajo dirigido por la investigadora Maria José Báguena y financiado por el Instituto de la Mujer, que fue presentado hoy por la directora de esta institución, Rosa Peris, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia.

El trabajo ha sido elaborado a partir de 1.714 encuestas realizadas entre trabajadores de la Comunitat Valenciana que han estado expuestos a uno o más comportamientos negativos de modo regular durante los últimos seis meses, y que se perciben como víctimas.

El porcentaje de hombres y mujeres que admiten haber sufrido un acoso psicológico en algún momento de su vida laboral es similar, un 19%, sin embargo, un 37% de los hombres asegura que este ataque ha sido "grave", mientras que entre las mujeres, son un 26% las que lo califican en este grado pero el 74 % afirman haber sufrido un acoso "poco grave".

Según la directora del estudio, esa circunstancia se debe a que la mujer "duda menos en etiquetar el acoso", mientras que entre los hombres, esta experiencia se ha de prolongar y estar "más consolidada" para que la perciban como tal.

No obstante, la tasa "actual" de acoso es más reducida, ya que, según el informe, lo padecen un 7% de los trabajadores y un 9% de las trabajadoras.

Los hombres sufren este comportamiento especialmente a través de las medidas organizativas de la empresa, es decir, mediante el encargo de "trabajos humillantes", o de tareas para las que no se les ofrece la información suficiente y que derivan generalmente en "errores".

Por el contrario, las mujeres sufren más agresiones verbales, y el acoso va dirigido, en mayor medida que a los hombres, hacia su vida privada y sus relaciones sociales.

Asimismo, según el estudio, el 20% de las víctimas trabajan en la empresa privada y el 18% en la pública, mientras que, respecto al tamaño de la misma, un 24% pertenece a la pequeña, el 20% a la mediana y el 19% a la grande.

El efecto de estos ataques se manifiesta a través de síntomas físicos (náuseas, dolores de cabeza), miedo a personas y lugares, ansiedad general, angustia y trastornos psicológicos, y todos ellos inciden de forma más notable sobre las mujeres.

Según precisó Báguena, el acoso psicológico no ocurre "de la noche a la mañana", sino que se trata de un conflicto difícil de detectar al principio, que comienza de forma "sutil" y que se agudiza con el tiempo hasta "hacerse público" y afectar a la dignidad del trabajador, que en la mayoría de los casos renuncia a su puesto.

Los compañeros reaccionan con un "apoyo por lo bajo, pero no manifiesto", ya que, en la mayoría de los casos, los defensores de las víctimas acaban también por ser excluidos, explicó.

En opinión de esta investigadora, el problema se podría paliar mediante una práctica empresarial de prevención primaria -códigos de comportamiento y mecanismos internos de denuncia con garantía para la víctima-, sistemas secundarios, como la figura de un mediador, y opciones de rehabilitación para el trabajador.

La directora del estudio pronosticó que los citados porcentajes podrían elevarse en el futuro, debido a un mayor conocimiento social del problema y al convencimiento de que "no tienen por qué aceptarlo".

Respecto al acoso sexual en el trabajo, el 8% de las mujeres y el 3% de los hombres encuestados admite haber sido víctima de esta práctica.

En el caso de los hombres, en el 51% de las ocasiones son acosados por otros hombres, en un 37% por mujeres y en un 11% por ambos.

Asimismo, el 93% de las mujeres han sido acosadas sexualmente por hombres, un 3% por mujeres, y un 4% por ambos, comportamiento que se da, principalmente, en grandes empresas (de más de 50 trabajadores) del ámbito privado.

En ese sentido, la directora del Instituto de la Mujer, indicó que este estudio muestra la "situación desgarradora" que sufren las trabajadoras, y que en su opinión es necesario "sacar a la luz", al igual que ha ocurrido con la violencia de género.