Alfons Garcia, Valencia

La curia eclesiástica valenciana considera que el proyecto de ley de memoria histórica, que abre la puerta a quitar las subvenciones a las instituciones que mantengan símbolos franquistas, no le afecta. Algunas parroquias valencianas conservan hoy, setenta años después, cruces con los nombres de los vecinos del bando franquista caídos en la guerra civil, pero la jerarquía eclesiástica entiende que estos elementos quedan fuera de toda responsabilidad de la Iglesia. «Quienes los pusieron que los quiten si quieren», afirmó ayer a Levante-EMV un miembro de la curia diocesana.

La citada fuente explicó que esta ha sido la norma de actuación del Arzobispado de Valencia desde la aparición del debate sobre la retirada de los símbolos franquistas tras la transición. De esta manera, en muchos municipios se han quitado y en otros, no.

La línea argumental de los responsables eclesiásticos es clara: la instalación de estas cruces fue producto de una disposición estatal del régimen y no de la Iglesia, que «sólo» dio su permiso. Fueron así los ayuntamientos de cada población los que promovieron estas piezas. Por ello, ejemplificó el clérigo consultado, en unos municipios las hay más ostentosas y en otros, más humildes (una simple pintura en la fachada).

«No son elementos de culto ni de glorificación», sentenció. Según esta interpretación, la Iglesia estuvo al margen de la colocación de estas cruces y también lo está con respecto a su retirada.

Parroquias con cruz intacta

Algunas parroquias valencianas donde se mantienen estos símbolos de la dictadura franquista son la de San Antonio Abad, en Rafelbunyol, y la de la Encarnación, en Náquera. También la de Cocentaina, la de Santa Bárbara, en Massarrojos, y la ermita de Soternes en Valencia. En la iglesia y el convento de Santo Domingo de la capital -sede de la capitanía militar y en cuyo interior descansa la estatua ecuestre de Franco retirada de la plaza del Ayuntamiento en 1983- se puede ver asimismo algún escudo preconstitucional.

Un caso singular es el de la parroquia de la Santísima Cruz de Valencia (más conocida como la iglesia del Carmen), en cuyo interior se pintó en la postguerra un retablo mural con los reyes de España donde también se incluyó un retrato de Franco.

Las fuentes del arzobispado consultadas ayer rechazaron que esta pintura pueda ser calificada de símbolo franquista. Tan sólo sería el reflejo de una etapa histórica, . Este retablo sustituyó al que fue quemado durante la guerra civil.

Al margen de los bienes de la Iglesia, el concejal socialista en el Ayuntamiento de Valencia Juan Soto recordó que existe una importante nómina de edificios públicos en la ciudad con simbología preconstitucional. Enumeró: el Conservatorio Superior de Música, la Comandancia de Marina, los colegios San Juan de Ribera y Teodoro Llorente y la escuela de la pedanía de La Torre. En opinión del regidor, tras la aprobación de la ley de memoria histórica, «no habrá excusas ni coartadas» para la normalización de estos elementos. Soto enfatizó que la norma no busca reabrir heridas, sino recuperar la memoria histórica con ánimo de pedagogía.