La Red Bull Air Race mueve un "circo" al estilo de la Fórmula Uno que se traslada de un país a otro para la celebración de la decena de pruebas que componen el campeonato. El traslado por cada uno de los países obliga a instalar en cada una de las sedes el paddock de los equipos, la torre de control y a construir las pistas de aterrizaje y despegue de los aviones. Además, a la infraestructura que necesita la prueba hay que sumar también el desplazamiento de unas barcazas que llegan expresamente desde Holanda para sujetar los pilones hinchables que superan los 30 metros y que después cruzan los aviones en sus acrobacias. La competición es una carrera contrarreloj hasta decidir el avión que cubre el recorrido en menos tiempo. La celebración de la prueba los días 27 y 28 de septiembre en Valencia está cerrada en un 99%, pero de momento el acuerdo no se ha hecho público ya que según la empresa organizadora hay dos ciudades españolas más que están interesadas. Para celebrar la prueba, la organización debe contar con los permisos de Aviación Civil y Capitanía Marítima, por la ocupación de las playas para instalar los pilones, y se deben movilizar servicios especiales de Guardia Civil, Cruz Roja o Protección Civil.