Efe, Valencia

El reducido volumen del nuevo neuroestimulador conlleva dos beneficios en la salud de los pacientes con dolor crónico: reducción del tiempo de intervención y la posibilidad de implantación en más regiones corporales. Hasta el momento, sólo podía situarse en el glúteo, en la zona infraclavicular y en el abdomen.

El doctor Jorge Pallarés, responsable de la Unidad Terapéutica del Dolor del Hospital Universitari La Fe, ha destacado la importancia de este nuevo sistema, "ya que supone una mejor calidad de vida de los pacientes que sufren dolor crónico, que sólo se cambiarán el neuroestimulador cada nueve años".

Gracias a un control remoto del programador, los pacientes pueden ajustar su estimulador, aumentando o reduciendo la intensidad de los impulsos eléctricos, para que actúe sobre puntos específicos de dolor, situados próximos a la columna vertebral.

Este pequeño aparato encargado de provocar una estimulación medular alivia el dolor neuropático de extremidades y espalda. De hecho, esta estimulación de la médula espinal forma parte del tratamiento convencional del dolor en determinados pacientes.