Francesc Arabí, Xàtiva

La candidata Fernández De la Vega no se tomó el día libre porque en temporada alta no hay vacaciones, pero ayer se retiró discretamente a un segundo plano para dar paso a María Teresa. A la mujer, a la ciudadana, a la feminista, a la niña que trasteó por las calles de Xàtiva en los cincuenta. La hija de Elena hizo carrera y se convirtió en la primera vicepresidenta de un Gobierno de España. Y ayer se revisitó a si misma al pasear por su infancia en la capital de La Costera, por esa etapa en la que se configura el disco duro de la vida.

"Es el pueblo de mi madre, de mis vivencias y afectos; tengo tantos recuerdos de esta tierra...". Lo dijo a corazón abierto y con los ojos encendidos de agua en la primera estación de su visita setabense: un encuentro con un centenar de amas de casa de Tyrius. Allí se guardó un minuto de silencio en memoria de las cuatro últimas víctimas de la violencia machista. "Nos va a costar, pero vamos a acabar con ella", sentenció enérgica la socialista, tras expresar su "radical y rotunda condena" a los asesinatos. Desde el fondo de la sala y ataviada con chaqueta violeta -el color del compromiso feminista- reivindicó la "gran labor" de las amas de casa en la "construcción de la sociedad", por llevar la responsabilidad de la educación de los hijos, de la "atención a los dependientes". Una labor "callada, silenciosa y solitaria". Para espantar dogmas, clichés y etiquetas de baratija advirtió de que en su partido no quieren "que todas las mujeres sean empresarias, ni deportistas", ni tampoco "religiosas". Se trata de que cada mujer "pueda decidir por ella misma". Casi al final del acto llegó la María Teresa candidata para prometer un "complemento de solidaridad de 1.400 euros para las viudas que vivan solas y el único ingreso sea su pensión". ¿Y qué hay de la paga? Pues, "haremos un esfuerzo por dignificar las pensiones de viudedad".

Mar Vicent, que preside la asociación local de mujeres por la igualdad y contra la violencia machista, asentía. Tener nombre poético le ayudó en su apuesta por "cambiar el mundo para que la mirada de la mujer pueda encajar". Las Tyrius regalaron a De la Vega un socarrat, un grabado enmarcado que reproducía un paisaje. "Nada me podía emocionar más", musitó la obsequiada.

Ese cuadro del comedor

A la salida, Teresa Francés, que es más o menos de su quinta y fue secretaria del Ayuntamiento, le recordó a la Vice el cuadro de Vicent Estruch que colgaba del comedor de la casa de la familia Fernández de la Vega. La candidata dibujó una sonrisa y cambió cromos de recuerdo con la otra. Recordaron a los Amorós, a los Reig, sagas locales de toda la vida. "Te enviaré esa foto y una colección de santos", de estampas santorales, se entiende, comentó la candidata antes de volver al redil de la comitiva, que, entre agasajos y miradas de viandantes, remontó l'Albereda Jaume I camino del Museu de l'Almodí.

Antes de embocar la calle de los Botiguers, la esperaban con la mesa puesta como si fuera el día del patrón. María Teresa se reencontró con el sabor del arnadí y, sin solución de continuidad, acurrucó entre sus brazos a una bebé con nombre de tango. Malena, hija de socialista, es una micropersona de 8 meses, que llegó a La Costera por adelantado como para ser bendecida por María Teresa.

Aquel de allá, ¿No es Manolo? Hay saludos de compromiso, incluso abrazos sin contacto y los hay de esos tiernos, sentidos, de cerrar los ojos. Como el que se dieron en mitad de la calle cualquiera María Teresa y Manuel Casesnoves, el primer alcalde democrático de Xàtiva. Y socialista. "Vente con nosotros, Manolo", le rogó la Vice a su amigo, que se retiraba abrumado por la comitiva para situarse unos pasos por detrás. Justo al lado del espíritu de Lalo, el padre de la candidata, que también la acompañó ayer por Xàtiva. En l'Almodí, la vice quedó prendada con la maqueta que reproduce la ciudad, que un día de junio de 1707 fue incendiada por orden de aquel que cuelga boca abajo, como castigo por haber complicado la vida a sus tropas. Hubo foto, por supuesto, junto al retrato de Felipe V, el borbón que acabó con los fueros del Regne y que mitificó la causa maulet.

El hermano y familia, en el mitin

La vicepresidenta siguió transitando por los caminos de su intrahistoria, por la historia de la ciudad, camino del Castell. Desde arriba se divisa el horizonte. Mucho antes de esa línea que separa lo percibido de lo figurado está Beneixida, en la Ribera Alta. Su pueblo natal. Aunque estaba en el borrador de la agenda, finalmente no hubo visita al pequeño municipio de 600 habitantes, donde tiene enterrados a sus padres. "No ha querido ir para evitar que se convirtiera en un show, en un circo", explicó una persona de su confianza.

Por la tarde, De la Vega visitó Canals y regresó a Xàtiva para dar un mitin en el Gran Teatro. El aforo de 850 personas quedó pequeño. Orgulloso y atento a la jugada estaban varios primos y Jesús Fernández de la Vega, su hermano mayor. Su único y querido hermano.