El parque de Sant Vicent de Lliria estaba, ayer por la mañana, abarrotado. Miles de peregrinos veneraron ayer, el segundo lunes de pascua, a Sant Vicent Ferrer en la tradicional rogativa que agradece al predicador que devolvió el agua al pueblo hace más de 600 años.

La imagen partió a las nueve de la mañana desde la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora. Tras un recorrido de tres kilómetros, el santo, patrón de los valencianos, hacía su entrada en la ermita del parque Sant Vicent Ferrer. Las campanas comenzaron a sonar a las 12.30 horas, precediendo al momento en el que el santo salía del templo para retormar su recorrido. Al ritmo de «dolçaina» y «tabalet» y sujetado por varias mujeres, la imagen del santo continuó la tradicional ruta acompañado por cientos de peregrinos y peregrinas que, año tras año, celebran el milagro que devolvió el agua al manantial del parque de Lliria.

Tras la salida de la ermita, los miembros de la cofradía pararon junto a la fuente de donde Sant Vicent hizo brotar agua. Fue allí donde el vicario episcopal, Agustín Alcayde Pardo, realizó un sermón en honor al predicador de dios. «Convocamos tu misericordia para que bendigas esta fuente a fin de que de ella broten aguas abundantes para la salud de tus fieles», clamó ayer ante miles de seguidores de Sant Vicent y festeros y festeras de la Cofradía de Sant Vicent Ferrer.

Acto seguido, Alcayde bendijo la corriente con agua santa y finalizó su sermón: «Ven a enviarnos en esta fuente tu benedicción para que no nos falten aguas saludables y estemos repletos de tu benedicción para cantar los cánticos de acción de gracias».

Lliria, que celebra cada año este milagro, continuó entonces el traslado de la imagen del Santo hasta la iglesia de Maria Mare, donde tuvo lugar el encuentro de las imagenes de los dos santos patrones del pueblo: San Miquel y Sant Vicent Ferrer.

El milagro que hizo brotar el agua

El pueblo, según cuenta la tradición, se encontraba, en 1410, en una situación de sequia que afectaba a las cosechas y preocupaba a los vecinos, quienes temían quedarse sin agua para beber.

El «Pare Vicent Ferrer» era, entonces, conocido por sus predicaciones y milagros. El pueblo pidió ayuda a aquel predicador de dios. Fue a la sombra de una olivera, junto a la ermita, donde Sant Vicent Ferrer predicó las palabras que hicieron posible el milagro y cada año rememoran en la rogativa: «Crecerá y menguará pero para beber nunca faltará». Y así fue. El manantial crece y mengua pero nunca desvanece.

El parque del municipio se llenó ayer para recibir este acto tradicional de las fiestas en las que, un año más, veneraron el milagro del predicador.

Día en familia

Asimismo, también acogió a cientos de personas que eligieron pasar el segundo lunes de pascua de pícnic en el monte. Catxirulos, combas y diferentes juegos no pasaban desapercibidos para todo aquel que paseara por la zona.

Muchos de los grupos que ocupaban la zona verde, bien en mesas, bien en mantas para tumbarse en el césped, elegían juegos de mesa. Las cartas o el parchís eran de los favoritos. «Hemos venido a pasar el día en familia, el sol anima a salir de casa», explicaba un grupo de padres con sus hijos.

El buen tiempo invitaba a uno a acercarse al río que atraviesa el parque y los más pequeños no dudaron en hacerlo. Rodeando del río se escuchaban preguntas como estas: «Mamá, ¿puedo tocar el agua?». No solo el agua atraía, la fauna del parque también. Los patos y peces fueron el centro de todas las miradas. «Mira, ¡Qué pez más grande!», exclamaban.

Hubo hasta algún aventurero que se bañó y demostró que, aquel dicho que cita al cuarenta de mayo...no iba en sintonía con el día soleado de ayer. En ocasiones, para un chapuzón rápido no hace falta esperar a verano.