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Olocau lleva sus iberos a Bruselas

El municipio del Camp de Túria quiere encabezar un proyecto para internacionalizar la cultura ibera

Olocau lleva sus iberos a Bruselas

Hace 2.500 años habitaban la península ibérica y esta semana, gracias al Ayuntamiento de Olocau y la Diputación de València, llegaron a Bruselas. La cultura ibera, y concretamente su vinculación con Olocau, se ha convertido en la protagonista de una exposición que ha tenido lugar en el Instituto Cervantes de la capital belga. Y la intención es que este acto no se convierta en flor de un día, sino que sea el origen de un gran proyecto que abarque toda la península ibérica e incluso el sur de Francia, donde también hay yacimientos con restos iberos, según avanzó el alcalde de Olocau, Antonio Ropero.

La exposición, que también contó con el apoyo del Museo de Prehistoria y que ahora visitará otros puntos de Bélgica como la Casa de Andalucía de Bruselas -y se planea que extienda por todo el mundo-, muestra la gestión que se ha realizado en la fortificación del Puntal dels Llops, en Olocau, desde los años 70 hasta hoy en día. Asimismo aborda la relevancia en aquel contexto que tenía la ciudad de Edeta, el origen de la actual Llíria. «Se trata de una muestra muy visual, que ha contado con la aportación de museos de toda España», revela Ropero.

Con esta iniciativa, Olocau ha querido colocarse como punta de lanza de la reivindicación de nuestro pasado ibero. «Queremos hacer visible que la cultura ibera es un patrimonio de todo el Mediterráneo occidental. Por ello nuestro objetivo es crear a lo largo de todo el Estado una gran ruta incluso a nivel internacional y plantear un proyecto para conseguir fondos europeos. Es algo muy ambicioso que permite combinar turismo y cultura», explica Ropero.

Entre el yacimiento del Puntal dels Llops y el Iberfesta, en el que este municipio del Camp de Túria recrea el ambiente que se vivía en aquella época, Olocau prevé que alcanzará las 17.000 visitas durante todo este 2017. Una cifra muy a tener en cuenta en un pueblo de apenas 1.600 habitantes. «Esto ha sido un revulsivo para Olocau, que se puede reproducir en otros municipios que tengan restos similares», añade Ropero.

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