Ni una videoconsola nueva ni una bicicleta de montaña ni el nuevo uniforme de su equipo de fútbol preferido. Rubén, un niño de 9 años de la Pobla de Vallbona decidió que, para celebrar su Primera Comunión, no quería regalos materiales sino que sus amigos y familiares colaborasen en algún proyecto solidario.

En total, y gracias a esta decisión altruista, la familia de Rubén logró recoger más de 7.000 euros que han ido destinados a un proyecto de colaboración internacional de Manos Unidas: la compra e instalación de placas solares en una casa de acogida de niñas en la India situada en un lugar donde es habitual la trata de blancas. Actualmente el refugio, situado en Guwahati, da cobijo a 60 niñas de entre 4 y 18 años.

Fue Rubén quien decidió que el dinero fuera ahí y no a cualquier otro proyecto. Así lo cuenta su madre, Amparo García, que reconoce que no fue difícil tomar la decisión junto a su hijo de no recibir regalos materiales ya que «sus primos ya lo hicieron hace unos años» y la familia está educando a Rubén con profundas convicciones religiosas.

«Sí, está educado en la austeridad y, sobre todo, en no querer acumular y también en la ayuda al necesitado. Es algo que tiene normalizado, ya sea con la persona que pide en la calle o en la puerta de la iglesia. Además, entre cumpleaños y Reyes, lo cierto es que tiene demasiados juguetes», explica su madre.

Con estas raíces, no fue difícil que prendiera la semilla en Rubén cuando su madre le propuso la donación. «Es cierto que el entorno hace y él no tuvo ningún problema pero tampoco las personas de diferentes círculos que estaban invitadas. Quizá sorpresa pero la decisión le agradó a todo el mundo», explica Amparo. Para anunciar su decisión, Rubén redactó con la ayuda de su madre una carta a modo de invitación en la que explicaba su decisión. «Gracias a Dios tengo todo lo necesario, así es que he pensado que si queríais hacerme un regalo por este día, podéis darle mucho más fruto haciendo una donación anónima», escribió. Una vez hecha la donación económica, la familia de Rubén agradeció el gesto a todos los invitados.

Además, la familia también decidió que los recuerdos de la celebración que se suelen repartir también tuvieran «mensaje». Así, los recuerdos se encargaron a «Fet de Vidre» una empresa valenciana en la que trabajan personas con algún tipo de discapacidad.