Sorprendente e inaudito, pero veraz, algunos de los máximo representantes de la emergente formación política Podemos, con su candidato a la Generalitat al frente, Antonio Montiel, se desplazaron hace unos días para conocer in situ el modelo superviviente de Caixa Ontinyent, el cual, tras las explicaciones recibidas por dos de sus máximos dirigentes, Vicente Penadés y Vicente Ortiz, ha terminado por cautivarles.
Los de Podemos han dado este paso con miras a lograr tocar, de alguna manera, poder autonómico, tras los comicios de mayo. El partido que a nivel nacional lidera Pablo Iglesias, aspiraría a implantar una praxis que tomaría como modelo a Caixa Ontinyent, tal y como ha trascendido tras su visita a Ontinyent. Todo de cara a recuperar el devastado, por el PP, espacio autóctono valenciano del crédito. Podemos aboga y «reivindica la vuelta de las entidades privadas valencianas». Una pretensión que, según fuentes del sector y con la actual ley en la mano, va a ser una acometida muy difícil de hincarle el diente.
Lo que no quita para que A. Montiel, tras dicho encuentro, insista en que es «fundamental recuperar el sistema valenciano de banca». Y es que las prioridades que marcan el día a día de la caixa de les comarques, con una sólida y ejemplar obra social y un servicio de primar a las personas, ha movido a la representación valenciana de Podemos a apostar «por recuperar el espíritu de las pequeñas cajas valencianas que han hecho el esfuerzo de poner su capacidad financiera al servicio de las personas». Al resto de partidos políticos, la ejemplar trayectoria de Caixa Ontinyent no parece suscitarles interés, de momento, de cara a la confección de sus respectivos programas electorales.
Demonizar símbolos democráticos. Quién sigue garbellant aigua es el máximo representante ontinyentí del PP, Filiberto Tortosa, escandalizándose a cuenta del asomo reivindicativo de EU, en un día assenyalat (14 de abril, proclamación de la II República), relacionado con un símbolo de la anterior democracia española, la bandera republicana, la cual fue amputada por el golpe militar de Franco, y que dio paso a una fratricida guerra civil. ¿En esta suerte de polémicas dilapida su precioso tiempo alguien que vive de un pesebre público? ¿No estaría pensando Tortosa, cuando tacha de «inconstitucional» a dicho icono de una época histórica, en que fue un símbolo antifranquista y ahí es precisamente donde más le duele? En su desnortado intento por deslegitimar al batle Jorge Rodríguez, ¿o en realidad se trata de una loa?, esgrime como valores de Rodríguez su tolerancia y pluralidad, de los que Tortosa, como número dos de la ex alcaldesa Lina Insa evidenció desconocer. La protesta de Tortosa contra la «bandera republicana gigante», ¿no es un intento de censurar y amordazar la libertad de expresión política, plasmada en esta ocasión en una bandera? Y puestos a enumerar transgresiones ¿para cuándo los de Tortosa piensan pedir perdón por las afrentas a la ciudadanía ontinyentina, con la cantinela del nuevo hospital o el órdago derivado del solar del Pla de Sant Vicent, que planea sobre las arcas municipales?
Definitivamente, el candidato Tortosa ratifica el «por la boca muere el pez», a través de la entrevista que publicaba este diario, donde contaba por enésima vez cuentos rancios, caso de la bajada de impuestos, ¿bajarán el IVA cultural?, o «estamos abiertos a cualquier pacto», ¿será el pacto del pollastre?
