El Olímpic-Villarreal B resultó sumamente interesante, más por lo incierto del resultado y por el derroche físico de los nuestros que por el juego desarrollado. Los castellonenses mostraron lo que se suponía de antemano, juego de toque y corre en continuos desmarques con técnica individual y juventud. No defraudaron para nada y se llevaron un punto que prácticamente ya tenían perdido al conseguir el empate en tiempo cumplido.
El Olímpic se dejó todo lo que tenía en el campo y realizó algunas jugadas bonitas, como ejemplo el golazo de Víctor Ruiz a lo Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. Hubo también positivo el debut del juvenil Balaguer que estuvo acertado y además consiguió el primer gol a centro de Toni Vela.
El equipo acusó en la segunda parte el enorme esfuerzo al que les obligó el equipo contrario, de ahí los forzados cambios que hubo que realizar sacando al campo a jugadores supuestamente tocados y que en realidad en nada se notaron sus lesiones. Fueron Alcázar y Vaquero.
Hubo otros aspectos negativos que no llegamos a entender. Alinear a Diego Jiménez como defensa lateral izquierdo inicialmente fue un invento totalmente negativo. Por ahí llego el primer empate de los visitantes en el minuto 32, error corregido tras las incorporaciones al juego de Alcázar en su lado y a Vaquero, ambos insustituibles en el equipo que relegaron a Jiménez, sin disciplina posicional, a otro lugar que todavía no sabemos cual es y a Marenyà lesionado.
En cuanto al sistema atacante, cabría decir que quien haya recomendado a los delanteros centro que nos llegan de todos partes se está cubriendo de gloria. Ninguno da la talla y si tenemos un media punta de lujo, con velocidad, desborde fácil y gol como es Álex Cortell que lleva 9 goles, no sabemos que pinta el xiquet de Moncà en el banquillo durante los 90 minutos ante el Villarreal y también los primeros 45 del partido ante el Huracán. Esto es algo que merece un estudio tan profundo que se escapa a nuestros modestos conocimientos futbolísticos.
