La Conselleria de Territorio de la Generalitat ha cerrado otra legislatura sin haber aprobado el proyecto para la construcción de la planta de tratamiento y el vertedero de basuras de Llanera de Ranes, que ha de dar servicio a más de 300.000 habitantes de comarcas de la Safor, la Vall d'Albaida, la Costera, la Canal de Navarrés y el Valle de Ayora.
Pese a los esfuerzos realizados por el Consorcio de Residuos (COR) para intentar impulsar esa infraestructura, la Generalitat sigue sin autorizar la instalación, de manera que los residuos urbanos de las cinco comarcas citadas deberán seguir cada noche el camino hasta el vertedero de Fontcalent, situado en Alicante. Desde que en 2012 el COR puso en marcha las primeras instalaciones propias, como la planta de transferencia de Ròtova, a la que llega la basura de la Safor, el objetivo se centró en adjudicar a la empresa Vytrusa la construcción del complejo de tratamiento y vertedero proyectados en el término de Llanera de Ranes, cerca de Xàtiva. Metidos en plena crisis económica, el COR modificó el proyecto inicial, que iba a costar unos 90 millones de euros, para reducir su capacidad y extensión, de manera que el presupuesto descendió en un 33 % hasta llegar a un coste de 59,4 millones.
En enero de este mismo año la consellera de Territorio, Isabel Bonig, aseguró que antes de las elecciones el Consell aprobaría definitivamente el proyecto, paso previo a que el COR pudiera licitar las obras, que durarán cerca de dos años.
Aquellos augurios de Bonig sorprendieron al presidente del COR, el concejal Vicente Parra, quien no dudó en señalar que veía «difícil» cumplir con el objetivo que se había marcado la consellera.
Dos modelos a las elecciones
Si el visto bueno definitivo no se produce antes de las elecciones, el retraso será aún mayor en el caso de que el PP no logre la mayoría absoluta en las autonómicas, dado que cada partido político defiende un modelo diferente sobre cómo deben tratarse las basuras urbanas.
El PP no oculta que es partidario de aplicar la incineración de los residuos para generar energía eléctrica y así sacar rendimiento económico a lo residuos. En general, las formaciones de izquierda rechazan la quema de la basura y apuestan más por reducir drásticamente la generación de residuos y apostar por la reutilización y el reciclaje.
