Los años en los que don Jesús fue obispo de Sigüenza manifestó una enorme capacidad de trabajo, no paró un momento, nuca tuvo vacaciones y el verano lo aprovechaba para realizar las Visitas pastorales donde disfrutaba con los sacerdotes y los fieles de las parroquias. Le preguntaron una vez qué pensaba sobre los jóvenes en general, y en particular por los de su diócesis. Y contestó de esta manra:«Los jóvenes es otra de mis preocupaciones. Como ocurre en otras partes, provocanb tristeza en muchas ocasiones. Me preocupan sus diversiones, sus horarios y los trastornos que esto pueda traer como consecuencia en sus prácticas religiosas. Se crea un ambiente perjudicial. Sus padres se quejan constantemente de ellos y preguntan como atajar esta situación. Es un tema difícil. En gran parte se debe a fallos en la educación que han recibido desde niños, a la excesiva blandaza de padres y educadores. No obstante, debo decir que estamos adelantando mucho en este terreno: los párrocos están seriamente preocupados por el tema y la Delegración de Juventud trabaja muy bien. Tengo confianza de que volveremos a lo que debe ser», manifestaba.

Don Jesús se entregó en cuerpo y alma a los jóvenes. Muchas veces cotejaba planes de formación juvenil que se llevaban a cabo en otras diócesis, también en Valencia. Le preocupaba ese tema. Pero también el tema de los adultos. Sigüenza es Castilla una forma de ser muy distinta a la valenciana. Don Jesús era valenciano y había ejercido su ministerio sacerdotal y episcopal en Valencia; sin embargo se acopló a la perfección y capto la forma de ser de sus diocesanos y él siempre decía que la diócesis de Sigünza-Guadalajara era una «diócesis profundamente cristiana y de muy hondas raíces. En la Visita Ad Limina, san Juan Pablo II, el Grande, le dijo, entre otras cosas: «cuide esa diócesis que el Señor ha puesto en sus manos, que la fe ilumine los corazones y los acerque a Jesucristo». A don Jesús le brillaban los ojos cuando nos lo contaba con inmenso gozo.

Don Jesús con libertad de espíritu, recta intención y siempre buscando el bien de los demás fue siempre fiel a su lema: «La verdad os hará libres». Amó y sirvió con toda su alma a sus diocesanos. Los sacerdotes y los fieles son testigos de todo lo que digo.