Regreso ahora de visitar el antiguo campo de tiro de Fuset, que está prácticamente cerrado y no he podido contener las lágrimas. He ido recorriendo una a una todas las casetas desde donde se tiraban los recorridos de caza: pato, tórtola, perdiz, tordo y conejo. En alguno de los puestos me he detenido para hacer el ademán de pedir un plato, simulando que apuntaba con la escopeta, recordando viejos tiempos.
Han sido muchos los años y los buenos momentos que he vivido allí en compañía de buenos amigos como Rafael Insa, Pepe Sancho, Vicente Calabuig, Ximo Terol y tantos otros. Algunos de los cuales por desgracia nos han dejado ya, como mis buenos amigos Rafa Revert, más conocido como Curra o Paco Morón.
Fuset ha vivido épocas de gloria en lo que a competiciones deportivas se refiere. En sus instalaciones se han celebrado campeonatos nacionales y mundiales de pichón a brazo, así como, campeonatos autonómicos y provinciales de recorridos de caza. Las tiradas de codorniz, pichón, recorridos, compak, skeet y foso que se organizaban con motivo de las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent congregaban todos los años a multitud de aficionados. Las empresas de la zona colaboraban entregando trofeos y regalos. Todo era una fiesta.
Cuando me he acercado este mediodía a sus ya destartaladas y depauperadas instalaciones he cerrado los ojos y por un momento me he dejado llevar en el tiempo. Las gradas llenas de gente, el sonido de las escopetas, la voz de Curra que cuando no fallaba el micro llamaba a los tiradores: "a la cancha los tiradores del 80 al 100". Tengo infinidad de recuerdos. Las meriendas en el bar. Las charlas alrededor de la mesa. Los piques entre los compañeros para haber quien rompía más platos. Insa siempre me recriminaba que me adelantara un paso en los planchés. Miles de anécdotas.
Recuerdo en mis inicios durante una tirada de pichón, que mi primo José Gabriel pujó por mi escopeta. Solía hacerse con los buenos tiradores porque si ganabas la tirada partías el premio con quien había apostado por ti. Se llegaba a pagar mucho dinero por una buena escopeta. Otras quedaban desiertas. Para mí fue un orgullo que alguien como mi primo pujara porque nadie salvo él lo hubiera hecho. No gané, pero a mí en aquel momento y ese gesto que tuvo conmigo era lo que más me importaba. Ontinyent ha tenido grandes tiradores como Enrique Guerola, José Revert, Rafael Insa, Antonio Belda, Vicente Calabuig y un largo etcétera de escopetas que han llevado con orgullo el nombre de Ontinyent allí donde han participado. Hay que intentar por todos los medios que Fuset vuelva a ser escenario de uno de los mejores campos de tiro que ha habido en España. Las mayores reticencias vienen por parte de los grupos ecologistas que consideran aquello como propio y se niegan a la reapertura de Fuset y a cualquier otra alternativa que no sea preservar el paraje natural de la sierra de la Umbría para convertirlo en un espacio de ocio ciudadano al estilo del paraje de Gamellons. Aún así, espero y confío que las negociaciones con el ayuntamiento vayan por el buen camino. Tanto el campo de tiro como el de motocross han sido durante años un buen escaparate para la ciudad de Ontinyent y una seña de identidad para muchos deportistas. Y debe seguir siéndolo.
Bostezo presidencial en los funerales de Estado. El bostezo del señor Posada a la sazón presidente del Congreso de los Diputados durante el funeral de Estado por los víctimas del accidente aéreo en Los Alpes, donde murieron 150 personas por la acción suicida del piloto, no sólo es un gesto de mala educación y de falta de respeto hacia todos los presentes sino que, además, ha sido un acto reincidente porque también lo hizo durante el funeral del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez. No voy a calificar ahora la labor de Posada como presidente, bastante mejorable, por cierto, pero a su señoría le faltan buenas maneras y, sobre todo, mucha educación. Sus compañeros de partido deberían reprenderle por esa falta de tacto. Bostezar es una acción común. Pero nos han educado a no hacerlo en público.
