Los resultados de las municipales del 24 de mayo muestran a Rotglà i Corberà como una localidad volcada a la izquierda tras la victoria del grupo socialista de Amador Climent, que ha conseguido 4 concejales —rozando la mayoría absoluta, establecida en 5— y otorgando la llave de gobierno a Compromís, que con su concejal va a ser determinante a la hora de tomar decisiones. Ambas formaciones de izquierdas han logrado acaparar el 56 % de los votos contabilizados, con una participación de casi el 86 %. Los electores de Rotglà han castigado duramente en las urnas al PP de Mercedes Castelló, que ha perdido 1 concejal y 140 votantes respecto a los comicios del 2011 en un feudo tradicionalmente popular. También ha sido dura la derrota para IPRC, que ha pasado de gobernar en coalición con el PSPV durante dos años a perder un concejal y 83 votos. El único partido que ha logrado crecer, a pesar de la irrupción en escena de Compromís con sus 140 votos, ha sido el PSPV, sumando un edil más respecto al 2011 y creciendo en 48 sufragios.
Los buenos resultados de la formación liderada por Climent no son suficientes para gobernar en solitario, por lo que necesitará el apoyo de Compromís. La formación nacionalista, preguntada por este periódico, no ha querido manifestarse al respecto de ninguna coalición. «Aún es demasiado pronto para hablar de pactos: todavía no hemos hablado nada ni con unos ni con otros», asegura Francesc Doménech, consciente de que va a ser pieza clave a la para decidir la balanza. El alcalde y candidato del PSPV, Amador Climent, ha declarado que «en principio no nos planteamos ningún pacto de gobierno. La experiencia reciente no ha sido especialmente positiva —en relación al pacto de gobierno frustrado con IPRC que permitió gobernar a ambas formaciones y que no terminó bien—, con lo que trataremos los temas buscando el acuerdo y los apoyos puntuales con las fuerzas de la oposición, retomando el tema de los presupuestos a corto plazo y el actual remanente de tesorería de 100.000 ? que tenemos en el ayuntamiento», explica Climent, que se ha presentado a las municipales con una arriesgada apuesta, sin programa electoral y con la vocación de trabajar día a día en los temas municipales más urgentes y ayudando a la gente más necesitada y en función de las «ayudas que vayamos recibiendo por parte del gobierno autonómico, que con el cambio de color confiamos que serán mayores», remata.
