Una obra ampulosa, difícil de digerir pero sobre todo aburridísima rompió anteanoche con el magnífico sabor de boca que en ese mismo espacio, la plaza de la Seu, habían dejado la divertida Bankabaret y sobre todo el recital de Feliu Ventura y Musicants. Un entre tants, un homenaje a Vicent André Estellés a cargo de la compañía Perros Danseses fue un desatino en toda regla de la organización: por el tipo de propuesta que supone pero, sobre todo, porque es muy mala. Antes de la mitad de la función y ya durante toda la representación, decenas de espectadores abandonaban su silla sin ningún miramiento. Para anoche estaba prevista una sucesión de monólogos humorísticos a cargo de la compañía Ju Ja Teatre. Y el cierre a la programación teatral lo pone esta noche (23 h) La maldició de Poe, de Teatro Corsario.
Aunque la programación teatral nunca había faltado a su cita con la Fira d'Agost, las tres últimas ediciones prácticamente había desaparecido: llegó a no programarse ninguna obra en 2013 o simplemente un sainete. En los 80 y primeros 90 destacaron montajes de gran calidad, muy recordados. El resto de década no faltaron algunos de los mayores éxitos del teatro valenciano (Ballant, ballant; Besos...) y en la Fira de 2007 se programaron cinco funciones de compañías profesionales. Tras el bajón del último lustro, la apuesta de este año por el regreso del teatro ha de considerarse —tropezones al margen—todo un éxito.
