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LA Pobre oferta de Xàtiva a finales de agosto

n año más, y ojala pueda ser el último, las dos últimas semanas de agosto el letargo y la inactividad, tras la celebración de la Fira d'Agost, se apoderan de la ciudad de Xàtiva y, lamentablemente, ello alcanza a su conjunto histórico-artístico, agravando la imparable pérdida de oferta activa y dinamizada para el ciudadano y el visitante que viene sufriendo desde hace ya años. Algo incomprensible además, cuando la ciudad se encuentra en una comunidad autónoma turística, con cifras récord de millones de visitantes estivales en sus destinos costeros, a relativa poca distancia y con buena comunicación. Muchos de estos turistas, sin duda, se acercarían a visitar y quedarían gratamente sorprendidos por un valioso centro histórico de las características del de Xàtiva si estuviera, cuanto menos, mínimamente acondicionado y con al menos una oferta básica estructurada durante esta potente quincena turística de agosto, y por supuesto acompañada de una adecuada promoción en todos los canales posibles.

Pero no es así. La tradicional comodidad setabense ha hecho ya un hábito, que parece intocable, de la costumbre de cerrar y reducir al mínimo los servicios, valga la redundancia, de una ciudad considerada de servicios. La iniciativa privada, a la que no ha dudado en sumarse la administración pública local con plena tolerancia y aprobación de los últimos gobiernos municipales, se ha instalado en un modelo que convierte a Xàtiva, durante estos días, en un páramo, en pleno siglo XXI y en una época además en que las altas cifras de paro, obligado éxodo juvenil laboral y la imparable decadencia de la ciudad aconsejarían, tal vez, no desaprovechar la oportunidad de una recuperación a través de sectores clave como el turístico, de los pocos en los que la ciudad tiene una ventaja competitiva sobre otras ciudades cercanas que ya hace tiempo la superaron en población, industria y servicios estratégicos.

Por supuesto que es respetable y defendible el derecho a las vacaciones anuales y que se entiende lógico para aquellos que puedan haber realizado un mayor esfuerzo para participar activamente en incrementar la oferta durante los días festivos de la tradicional Fira d'Agost, pero ello no obsta para que con una adecuada organización se pueda seguir ofreciendo una oferta básica y atractiva de Xàtiva como destino de turismo cultural en plena campaña estival. Evidentemente, esta oferta cabe circunscribirla al conjunto histórico-artístico y su área de esparcimiento centrada principalmente en la Alameda. Y por oferta básica debería entenderse un adecuado horario y servicio de información turística en idiomas, un itinerario básico con los principales recursos (monumentos y museos) abiertos en un horario amplio de verano y la posibilidad de visitas guiadas, así como restaurantes y alojamientos con horario, capacidad y servicio suficiente para atender a determinados grupos de visitantes, tanto nacionales como extranjeros.

Poco turista cabe esperar. En este sentido debería comenzar a trabajarse con plena coordinación entre la administración turística municipal y los establecimientos, empresas y profesionales turísticos de Xàtiva para ir implementando esta oferta básica, afianzándola e incorporando nuevos recursos, servicios y atractivos cada año. Porque lo que está claro, y sólo hay que darse una vuelta estos días por la ciudad y su centro histórico para comprobarlo, es que con este panorama pocos turistas se pueden atraer, a riesgo de llevarse y transmitir la peor imagen de una ciudad, que tiene potencialidad para ser turística, pero que ni sus habitantes y gobernantes parece que lo crean de verdad como una oportunidad única que su rica e importante historia les ha legado.

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