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La Seu ganó una iglesia y la ciudad perdió un auditorio

Desde el punto de vista parroquial el logro de Arturo Climent Bonafé es mayúsculo. La iglesia de Sant Francesc, en el centro de Xàtiva, es hoy un templo con todas las comodidades y eje alrededor del cual gira la actividad eucarística de la Seu; más que en la propia Colegiata, quizá un tanto relegada incluso. Pero los no feligreses tienen motivos para pensar que con la reapertura al culto de esta iglesia (en 2006) en realidad la ciudad perdió un espacio público polivalente. Porque si Sant Francesc fue completamente remozada para albergar de nuevo misas fue simplemente con carácter temporal: mientras la Seu estaba en obras, primero, y luego para ser la sede principal de la exposición Lux Mundi de la Llum de les Imatges. Pero terminó la muestra y la parroquia siguió en Sant Francesc... Hasta hoy.

Prácticamente en ruinas en la década de los 70, el primer ejecutivo socialista de Xàtiva impulsó una gran actuación en Sant Francesc con la finalidad de, al menos, consolidar el templo. El objetivo se consiguió (la cubierta fue recuperada íntegramente, los arcos góticos emergieron de debajo de la escayola) pero la iglesia era por dentro un inmueble deslustrado y sin equipamiento. En tales circunstancias, la Seu cedió su uso al ayuntamiento. Y durante más de una década fue sede habitual —pese a la falta de comodidades— de los conciertos de las sociedades musicales de la ciudad, así como de alguna que otra actividad esporádica. Esos años, prácticamente toda la década de los 90, la iglesia fue el centro neurálgico de la actividad musical de Xàtiva. Pero ese uso dejó de ser frecuente porque en 2001 se inauguró el nuevo Gran Teatre. Y si se siguió utilizando Sant Francesc alguna vez es porque era gratis, cosa que no sucede en un teatro cuya tasa es de 1.400 euros por montaje.

En 2006 y con una celeridad fuera de lo común, el gobierno valenciano decide destinar un millón de euros a Sant Francesc con el objetivo de adecuar el destartalado inmueble. Es una manera de compensar a la Seu por no poder utilizar la Colegiata por espacio de más de dos años. Pero termina la Llum de les Imatges y sant Francesc, por un lado, ya no es el templo que ha sido en los últimos años. Y por otro —y más peculiar— la ubicación en pleno centro de la ciudad atrae a más fieles que la propia Colegiata, un tanto alejada. Por sugerencia del entonces arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, tal como ha contado el abad Climent Bonafé, la parroquia de la Seu decide quedarse en Sant Francesc. No sólo eso. La intervención de la Generalitat, pese a ser de cierta importancia, fue bastante superficial. Y la Seu asumió desde ese año y hasta el presente la progresiva ampliación del equipamiento de Sant Francesc (los bancos, la refrigeración...). Poner aire acondicionado en un templo excepcionalmente frío en invierno y caluroso en verano ha costado 20.000 euros que se han recogido con aportaciones de los fieles. La venta de libros y de objetos relacionados con la Seu se ha ubicado también en Sant Francesc. Y la iglesia ha ido adquiriendo una personalidad propia pese a haber estado relegada del culto durante 170 años.

Sin embargo, hay quien sigue considerando que semejante aportación de dinero de la Generalitat con motivo de la Llum de les Imatges no debería haber tenido este final: que Xàtiva pierda un espacio público. Sobre todo, porque ese uso de Sant Francesc está sustanciado en un convenio de principios de los 90 mediante el cual el consistorio se quedaba Sant Agustí para convertirlo en auditorio y a cambio construía para la Seu (lo hizo con mucho retraso, la verdad) un edificio junto a Sant Francesc, la actual sede de Cáritas.

¿Qué hacer en el futuro?

Sant francesc es de la Seu y es la Seu la que lo usará de la manera que quiera. Pero si La Merced o el convento de la Consolació y hasta Sant Feliu están albergando conciertos de música clásica... ¿Por qué no también Sant Francesc en alguna ocasión? En las manos del ayuntamiento está negociar con la iglesia para que los asistentes al templo sean sólo los fieles.

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