Una anotación en el libro de honor del Ayuntamiento de Anna plasma desde el pasado viernes el compromiso de la Conselleria de Educación de satisfacer la principal reivindicación del consistorio en materia de infraestructuras. El abajo firmante, el secretario autonómico Miquel Soler, asistió al homenaje municipal brindado al director del CEIP Ramón y Cajal con motivo de su jubilación y aprovechó para anunciar la noticia que la comunidad educativa lleva esperando ver materializada desde hace casi una década. «Las obras de construcción del nuevo colegio público empezarán en el primer trimestre de 2016», escribió Soler ante la atenta mirada de la alcaldesa de Anna, Pilar Sarrión, los concejales del equipo de gobierno y responsables de la AMPA.
Claro que el anuncio cabe agarrarlo con cautela. En la población están demasiado acostumbrados a promesas incumplidas. Prácticamente a una semana de las elecciones de 2007, la Generalitat instaló un gigantesco cartel a las puertas del colegio para anunciar la inminente construcción de unas nuevas instalaciones en la misma ubicación actual, en el marco del polémico Plan Crea Escola financiado por el Banco Europeo de Inversiones e impulsado por la administración Camps.
La victoria de una coalición de izquierdas ese año en las elecciones municipales, unida a la crisis y a los problemas financieros del gobierno autonómico, relegó el proyecto al cajón de los olvidos. La batalla de la corporación, encabezada también entonces por Sarrión, resultó infructuosa. El año pasado, con el PP en la alcaldía de Anna, el expresidente Alberto Fabra rescató la obra y situó su licitación en junio de este año, con la mirada puesta en los comicios del 24M. Precisamente la cita electoral, unida al cambio de color político en el Palau de la Generalitat, ha vuelto a demorar la intervención. Ahora, el compromiso público de la conselleria de desbloquear la adjudicación de este y otros centros valencianos parece por fin alzarse sobre suelo firme.
60 años de vida
El CEIP Ramón y Cajal acumula 60 años de historia a sus espaldas. Se construyó en 1955. En octubre de 2014, el Síndic de Greuges admitió a trámite una queja de la AMPA y reprendió con dureza a la conselleria por el «inadmisible» retraso del nuevo colegio. El actual, muy deteriorado por el paso del tiempo, acumula múltiples deficiencias estructurales que dificultan el transcurso de las clases con normalidad a los casi 300 alumnos matriculados. El consistorio ya tiene listo un solar donde está previsto que se habiliten aulas prefabricadas de manera provisional, hasta que finalicen las obras. El anuncio es el mejor regalo de despedida posible para el director, Jaime Aparicio, que se jubila después de 31 años al frente del colegio.
