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Condenado por exhibicionismo un profesor de inglés de Ontinyent

Un padre denunció al sujeto, de 50 años, por masturbarse en presencia de sus dos hijas menores

La Audiencia Provincial de Valencia ha confirmado la pena de un año de prisión a un profesor particular de inglés denunciado en 2012 por masturbarse delante de dos alumnas en su domicilio de Ontinyent. La sentencia considera probado que el hombre, natural de Salisbury (Reino Unido) y de 50 años de edad, aprovechó que una de las menores estaba inmersa en un examen y, «movido por un ánimo libidinoso», ocultó las manos debajo de la mesa y se masturbó en presencia de la misma.

Tan solo cuatro días más tarde de este incidente, la misma escena se repitió, pero esta vez mientras impartía clases a la hermana de la anterior alumna, también menor. Al día siguiente, el padre de ambas interpuso una denuncia en el juzgado de instrucción nº 2 de Ontinyent, que prohibió cautelarmente al acusado aproximarse a menos de 200 metros de las dos chicas. Esta medida fue ratificada posteriormente por el juzgado de lo penal de Alzira, que impuso al sujeto una pena de seis meses de cárcel por el delito de exhibicionismo y otros seis por el de provocación sexual y lo obligó a abonar una indemnización de 3.000 euros a las dos menores por los daños morales ocasionados.

La defensa del condenado recurrió el fallo alegando que no había quedado probado que el sujeto se masturbara en presencia de las menores, ni tampoco que éstas sufrieran «una gran conmoción» por los hechos. Este argumento lo utiliza el recurrente subrayando que ninguna de las dos recibió con posterioridad atención psicológica. De las declaraciones de ambas se deduce que no vieron directamente los genitales del acusado ni tampoco que tuviera la bragueta bajada. El recurso también subraya que nunca mencionaron «la existencia de mancha alguna en su pantalón, lo que descarta la eyaculación», según la defensa.

Recurso desestimado

Sin embargo, los magistrados de la Audiencia consideran que la declaración de las dos menores, una de ellas mayor de edad en el momento del juicio, fueron precisas en cuanto a los detalles del suceso vivido por cada una de ellas en momentos diferentes. La sentencia considera «irrelevante» que no vieran al acusado los genitales o los pantalones bajados, puesto que, en cualquier caso, observaron «cómo ejecutaba actos que inequívocamente indicaban la acción de masturbarase». La sentencia relata cómo, mientras las menores realizaban un ejercicio escrito, el acusado, sentado junto a una mesa con ordenador situada enfrente de la alumna, puso las manos bajo de la mesa y movió el brazo derecho de manera constante y cadenciosa al tiempo que respiraba de manera intensa, agitada y sudaba. Una de las menores llegó a percatarse de que, cuando se levantó de la silla, se subió la cremallera del pantalón.

Los jueces de la Audiencia desestiman el recurso remarcando que las víctimas del delito «ya tenían una edad suficiente para percatarse de la naturaleza de los actos que llevaba a cabo el acusado en su presencia», por lo que «no cabe suponer una posible confusión» sobre el alcance de la conducta que tuvieron que soportar. Además, tanto las menores como su progenitor estaban satisfechos con las clases que impartía el profesor, por lo que «no hay base para suponer que hubiera un ánimo de perjudicar», apostillan.

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