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«En esta exposición quiero mostrarme tal cual soy»

«En esta exposición quiero mostrarme tal cual soy»

En 1970 el pintor Helios Gisbert, nacido en Alcoi, se traslada a Ontinyent. Desde entonces, y hasta 1995, sus exposiciones en la capital de la Vall se sucedieron con regularidad. Hoy, tras 20 años en los que sus creaciones solo se podían ver en galerías de grandes ciudades, Helios vuelve a expone r en su ciudad de adopción, crecimiento y maduración artística. La inauguración es esta tarde en el Centre Cultural Caixa Ontinyent y la muestra estará abierta hasta el 1 de noviembre.

Sus primeros pasos se remontan a su ciudad natal, Alcoi. ¿Cómo fueron aquellos inicios en la pintura?

Mi padre poseía un pequeño estudio de pintura, si bien profesionalmente no podía vivir de ella, y alternaba esta vocación con la labor de rotulador de comercios, camiones, etc., que entonces se hacía manualmente. Y ya desde muy tierna edad yo tuve muy claro que no iba a ser otra cosa en mi vida que pintor, lo tenía clarísimo. Me apunté a la escuela municipal de bellas artes, pero no pude continuar hasta el final.

¿Y cómo aprende los primeros pasos de la pintura?

Mi padre me buscó un pintor profesional de Alcoi que me dio las primeras lecciones, y un escultor que me enseñó a dibujar.

En 1970 se traslada a Ontinyent. ¿Por qué motivos?

La razón es puramente laboral, ya que en Ontinyent se funda una empresa (Pindec) dedicada a comercializar cuadros. Y a mí me ofrecen un trabajo para realizar modelos, que después otros pintores de encargo debían terminar. El trabajo estaba muy bien retribuido, pero mis inquietudes creativas eran de otro cariz. A esta actividad no le podía llamar arte. Era una pintura alimenticia a la que me dedicaba de lunes a jueves, mientras el resto del fin de semana lo aprovechaba para viajar y pintar mis cosas. Así estuve un par de años. Mientras fui madurando mi arte, hasta que hice mi primera exposición en la calle Furs. Estamos sobre 1971, año en el que también me casé, además comencé a frecuentar el estudio del pintor local Miguel Lapiedra, que estaba relacionado con la empresa para la que yo trabajaba.

¿Cómo fue su integración en Ontinyent?

Sinceramente, fue una adaptación rápida, empecé a hacer muchas amistades, me sentía a gusto y bien recibido, y por eso en ningún momento me plantee regresar a Alcoi o irme a otra población.

¿Piensa que sus cuadros tienen un estilo propio y por eso es fácil reconocer a su autor?

Esa percepción de encasillar a un autor les viene muy bien a los críticos o al gran público. Hay pintores que tienen un gran éxito y enseguida se les refuta de crear un estilo propio, aunque sucede que muchas veces de ahí no pasan. Para mí esa definición puede ser honorífica si alude a la pasión y a la creatividad. Un cuadro para mi refleja dos partes, en un caso refleja aquello que el artista siente necesidad de expresar, y en otra los conocimientos técnicos son los que determinan esa forma de expresión. Cuando una obra solo refleja el oficio de pintor, no pasa de ser una composición artesanal.

¿Se siente identificado con la idea de «la llum i la mirada» del prólogo de José Ángel Gironés para el catálogo de la exposición?

Sí, son dos conceptos con los que me identifico, yo me muevo a impulsos emocionales, ya sean personas, la naturaleza, etc. A mi según veo una luz u otra siento y expreso emociones distintas.

¿Qué quiere ofrecer en la exposición del Centre Cultural Caixa Ontinyent?

Quiero mostrarme tal cual soy. Quiero huir del encorsetamiento. En cada exposición siempre he tratado de evolucionar. Un crítico de Mallorca me escribió un comentario con el que me identificó plenamente, decía «pocos son los pintores que se atreven, en una misma exposición, a mostrarse al público de tantas forma distintas». Esta exposición resume ese pensamiento.

En el momento de madurez en el que se encuentra, ¿cree que esta exposición de retorno a su lugar de despegue marcará un punto y seguido en su trayectoria?

Sí, durante mis casi primeros 25 años de pintor expuse regularmente en Ontinyent, hasta que en 1995 un prestigioso marchante me ofrece exponer en grandes ciudades (Madrid, Londres, Nueva York, Lisboa o al Japón). Y así ha venido sucediendo durante dos décadas. La relación con este comercial, que ya ha terminado, me permitió que al mismo tiempo fuese ampliando el fondo de mi colección, muchas de cuyas obras son las que integraran esta exposición de carácter inédito. Yo conservo la ilusión por la pintura como el primer día.

¿Cómo ve el momento de la pintura en Ontinyent?

Si nos referimos al plantel de pintores actuales, yo diría que está en su mejor momento, pese a que muchos tienen que alternar la pintura con labores retribuidas, ya que hoy vivir de la pintura resulta más difícil que cuando yo empecé. Otro cantar es la situación de los que ya llevamos tiempo. Posibilidades hay, y hay creadores magníficos, caso de Salvador Mollà. Cuando yo empecé lo tuve más fácil, la pintura estaba de moda. También hay que decir que la inversión en arte es bastante segura, según mi experiencia.

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