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Siete municipios experimentan 4 cultivos energéticos alternativos en 28 parcelas de secano sin uso

Bolbaite, Enguera, la Llosa, Navarrés, Fontanars, Villanueva y Genovés ensayan con plantaciones de olmos, pauwlonias, chopos y robinias como alternativa barata para el agricultor dentro de un proyecto europeo

Siete municipios de la Costera, la Canal, la Vall d'Albaida y la Ribera han transformado 28 parcelas de secano abandonadas en un laboratorio de experimentación de cultivos energéticos y sostenibles. El proyecto se llama Ecoglauca Ergon, está financiado por la Unión Europea a través del programa Life+ y acaba de cumplir un año. Ayer, los socios que integran el consorcio de ayuntamientos se reunieron en Enguera junto a los responsables técnicos del plan para conocer de cerca el avance y las características de una iniciativa encaminada a detectar plantaciones alternativas, baratas y rentables para el agricultor gestadas desde parámetros ecológicos.

Cada una de las localidades involucradas —Enguera, Bolbaite, Navarrés, Genovés, Villanueva de Castellón, Fontanars y la Llosa de Ranes— acoge cuatro parcelas experimentales que se expanden a lo largo de 1 hectárea de terrenos donde la pasada primavera se plantaron cuatro especies arbóreas distintas: pawlonias, robinias, olmos y chopos. Los suelos seleccionados comparten características similares. Se trata de terrenos sin uso cuya morfología ofrece escasas posibilidades de rentabilidad a corto plazo y que se encuentran amenazados por la contaminación y la erosión. Los técnicos tratan de conseguir la «cuadratura del círculo», vinculando los peores suelos con cultivos no tradicionales que necesitan una inversión mínima y apenas cuidados y que además son gestionados de forma extensiva, sin herbicidas ni fertilizantes. El objetivo final es evaluar en qué condiciones las especies escogidas pueden ser viables para el agricultor a través de distintos usos como el aprovechamiento apícola o la producción de biomasa, no solo en forma de pellets o astillas sino también mediante la generación de energía biodiesel o biocombustible.

Aunque el programa se encuentra en una fase muy primigenia, los técnicos siguen de cerca la evolución de los cultivos. En los últimos meses, han elaborado un inventario con los resultados de 2.000 mediciones efectuadas sobre las 28 parcelas experimentales y han observado diferencias significativas entre el desarrollo de unas plantaciones y otras dependiendo de las condiciones de los terrenos. Ayer mismo, mantuvieron un encuentro para estudiar correcciones sobre el proyecto original. En algunos campos, las plantaciones están ofreciendo resultados muy favorables, mientras que otras apenas registran evolución. Para seleccionar las parcelas, se primaron zonas perimetrales forestales y superficies agrícolas marginales, como es el caso de una marjal en Navarrés o una yesera en Villanueva.

Recuperar el medio rural

El profesor de la Universitat de València José Luis Oliver, vinculado estrechamente al proyecto, enumera entre los objetivos trazados por el equipo técnico la necesidad de hallar nuevas opciones de rentabilidad en el campo para frenar el drama del despoblamiento rural. Al mismo tiempo, el plan combate el cambio climático y la proliferación de suelos agrícolas abandonados, que afean el paisaje y disparan el riesgo de incendio en los términos municipales.

El Ayuntamiento de Enguera ejerce como socio coordinador del programa, que tiene un periodo de ejecución de 39 meses y un presupuesto de casi 1,3 millones euros, de los cuales el 50 % está cofinanciado por la Unión Europea. Los fondos restantes los aporta el consorcio integrado por siete ayuntamientos. El estudio experimental se prolongará hasta 2017.

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