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El éxito de «De la terra venim» anima a plantearse nuevas representaciones

El espectáculo de la Colla la Socarrà y la Escola de Danses aplazado de la Fira cautiva a los espectadores

El éxito de «De la terra venim» anima a plantearse nuevas representaciones

Es un espectáculo muy local basado en la historia de Xàtiva. Pero el descomunal éxito cosechado por De la terra venim ha hecho que sus promotores, la Escola de Danses, la Colla la Socarrà y la rondalla de Xàtiva, se planteen no sólo programar nuevas representaciones sino montarlo en otros municipios incluso. Más de 700 personas llenaron el sábado el Gran Teatre en el estreno de este montaje, cuya representación en la pasada Fira d'Agost, prevista en el campo de fútbol la Murta, quedó frustrada por la lluvia. De la terra venim implica a más de cien personas sobre el escenario a lo largo de las más de dos horas de función.

El espectáculo estaba dividido en cuatro partes, que destacaban hechos de la historia y el patrimonio cultural de Xàtiva. La primera, más pura en cuanto a baile y música tradicional, hablaba de los Origens. Bailes típicos, piezas del folclore local y comarcal y una recorrido por estas sonoridades guiaron este arranque. La segunda parte tenía que ver con la Tradició. Elementos del Corpus de Xàtiva se adueñaron del escenario pero con una estética renovadora. En todo momento el espectáculo estuvo reforzado por un audiovisual minimalista, en blanco y negro, y también por los poemas y letras de canciones interpretados de manera sublime por el actor de Xàtiva Elies Barberà.

La quema de la ciudad

La tercera parte hablaba de la Derrota. La composición Stàrracos, de la Colla, fue la pieza fundamental que introdujo este bloque, en el que un gegant representaba la figura de Felip V y la oposición de los maulets. Un vetlatori contemporáneo y tradicional al mismo tiempo ponía fin a esta parte. La señera de Xàtiva, quemada, se paseó triste de la mano de una niña que representaba la ciudad saqueada y arrasada por la mano de Borbón. Finalmente la última parte, El Resorgir, recordaba cómo Xàtiva había renacido tantas veces, no sólo después de la quema de 1707 sino hasta la época actual. Una de las piezas más bonitas, El preludi, interpretada magistralmente por La Colla, coronaba esta última parte. Un dolçainer empezó la Muixeranga mientras una balladora danzaba a sus sones, y poco a poco se añadieron balladors y músicos en un final que hizo llorar a algunos estucadores. Desde la organización han destacado el aluvión de felicitaciones de los espectadores, «que venían a que les soprendiéramos y les emocionáramos», afirman.

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