Otra vez una oportunidad. Podría valer casi la misma previa que escribí antes del último partido en casa, aquello de conseguir ganar en casa, de romper el mal inicio, del apoyo de los aficionados?pero algo ha cambiado. Ha pasado una jornada más, con lo que la urgencia debería ser mayor, pero, afortunadamente, la victoria en un campo maldito como el de l'Hospitalet le ha dado al equipo crédito suficiente para darnos una semana tranquila y una especie de catarsis colectiva. Semana especialmente tranquila para el entrenador y cuerpo técnico.
Lo curioso es que el crédito ha llegado después de un partido con ausencias y con cambios tácticos. Las ausencias te dan la oportunidad para ver jugar a otros y la verdad es que me están gustando aquellos que van entrando en el equipo. Problemas de los que gustan para el entrenador. Eso de los dos puntas ha funcionado y posiblemente se vuelva a jugar así ante el Olot. Un aficionado sabio me dijo: «si fuera de casa ganamos la mitad de los partidos, entonces, en casa, habrá que jugar como lo hacemos fuera». Si unimos esto a que un gol en un partido le está siendo suficiente para ganar o puntuar, entonces, lo tenemos claro: portería a cero y aprovechar una oportunidad. No es nada nuevo, pero, como hacen otros, la clave está en ser fuertes en defensa. Me estoy metiendo donde no me llaman, por aquello de hablar de cómo jugar, además desde mi desconocimiento, así que no me hagan mucho caso porque seguramente estaré equivocado.
Algo ha cambiado. El club anuncia entrada para acompañante a 5 ? para este partido, y primer autobús de la temporada para acompañar al equipo ante el Hércules de Alicante. Tienen y tengo la sensación de que ganar al Olot es más que sumar tres puntos y ganar el primer partido en casa. Una victoria sacará al equipo de puestos de descenso y eso, junto con conseguir ese deseo de «sumar dos victorias consecutivas», con los rostros nuevos, con las variantes que empezamos a conocer, nos llevará «hacia el infinito y más allá». Hay un problema: el Olot está como nosotros y quiere lo mismo. De la Murta depende, de lo que pase en el terreno de juego, pero también de lo que pase fuera de él, en las gradas. ¡Nos vemos en la Murta!
