Otra oportunidad perdida. Por fin el Olímpic marcó primero en la Murta, por primera vez esta temporada, y no solo marcó uno sino dos goles. Así que, en el descanso, pese al gol marcado por el Olot, había cierto optimismo en la grada: se iba a conseguir la primera victoria en casa, se iba a salir de los puestos de descenso, se iba a ganar al Hércules e íbamos a pelear por los puestos de arriba.
Pero fue como poner el azucarillo en el café: se fue disolviendo el optimismo hasta desaparecer. Después de doce jornadas disputadas debería tener claro el once tipo. Cambios, muchos cambios, del once creativo con Canadell, al conservador con Rifaterra y Berna; de Luismi Loro y Cifo, fijos, a estar en el banquillo; de no entrar Samu en la convocatoria a ser la pareja ofensiva de Javi Navarro; de ser un fichaje importante, así se anunció lo de Nando Ramón, a ni olerla; a desaparecer Dani Gómez, a no haber visto casi a Lander y a no darle ni un minuto ni convocatoria a Víctor Gómez. Asegura Fernández Romo que el Olímpic depende del «contexto», tal vez tenga razón, pero lo bien cierto es que en casa no ganamos ni al «tato», y que hay presencias y ausencias difíciles de entender.
Unimos a esos cambios, las dudas sobre el estado físico de la plantilla, sobre cómo padecemos en las segundas partes, sobre la dosificación obligada de algunos jugadores, sobre todo, por su edad, por dejar pasar oportunidades para que todos cojamos más confianza.
Con todo ello, no quiero parecer pesimista, porque en los últimos partidos también ha habido cosas positivas, cambios «para bien», pero, de nada sirven, si no acabamos de «asentar» ese once con el que ir adquiriendo seguridad, si no acabamos de cometer «errores previsibles» que nos cuestan puntos, si no disipamos dudas. El campo del Hércules nos fue propicio la temporada pasada, ¡qué vuelva a serlo!
