Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

la ciudad de las damas

Más grande, más alto, más caro

Según publicaba este periódico hace unos días, tenemos la chimenea más alta. También la Plaza de Toros más cara, el Belén más grande o la Fira más antigua. Nos posee el afán de la desmesura como si batir récords fuera la panacea que nos señala como la ciudad triunfadora y boyante que queremos ser. El tamaño siempre ha sido una cualidad sobrevalorada. No solo en aquello en que piensa de forma automática la mayoría, sino en muchos otros terrenos donde no se aprecia tanto la calidad, la utilidad o la idoneidad como la pura y dura cantidad. Es lo propio de una sociedad imperfecta que se suele quedar en la superficie de las cosas y no entra a analizar otros factores que son los que realmente determinan su valor, en el más amplio sentido de la palabra.

Pero a estas alturas ya deberíamos saber que no es el tamaño, ni el precio lo que convierte algo en único y precioso, como se evidencia viendo nuestra monumental plaza de Toros, de coste astronómico, y que carece totalmente de atractivo y de utilidad, por lo menos a día de hoy. La reivindicación de la antigüedad de la Fira, es también un debate permanente, aunque, si se piensa detenidamente, la antigüedad no es una cualidad que por sí misma, repercuta positivamente en la calidad. Será, en todo caso, la capacidad de actualizarse para reconvertirse en una Fira moderna y acorde con los tiempos, manteniendo a la vez la fidelidad a los orígenes, lo que otorgará la excelencia y el prestigio al que se aspira.

Y el Belén?Hace poco ha comenzado el montaje del famosísimo Belén de Xàtiva. Una instalación apreciada como motor del turismo y del comercio por lo que al finalizar la campaña, circularán cifras sobre las personas que nos han visitado y el gasto que han hecho. Pero nada se ha dicho, ni posiblemente se dirá, de su coste, aunque se anunciaba que su tamaño iba a ser todavía más grande (ay, ese amor a lo descomunal) añadiendo tácitos mensajes que aseguraban que las mejoras no iban a incrementar el gasto. Es cierto que cuando la última oveja queda plantada en la hierba, y el camello aparezca allí rumiando sus penas, el Belén de Xàtiva luce mucho. Es bonito pasear por su interior con las criaturas embobadas y poseidas del fervor navideño, mientras que los adultos recuperan parte de su inocencia perdida. Como además es gratis? No se trata de romper el globo rosado de la candorosa ilusión, pero lo cierto es que de gratis, nada. En el año 2012 ya habla la hemeroteca de un coste cercano a los 90.000 euros y es de suponer que, dado su crecimiento progresivo, también el gasto se haya ido incrementando. Muchas personas y personalidades de esta ciudad, han manifestado privada y públicamente sus reticencias ante un desembolso tan considerable que, pese al cariño que despierta, no consigue devolver a la ciudad, ni de lejos, todo lo que en él se invierte.

Prescindir del Belén sería drástico; repensarlo no. Quizás prescindir del Belén resulte demasiado drástico para gente que lo espera con verdadera ansiedad. Pero habría que considerar a otra gente que, también con ansiedad, espera que, tras el cambio político, reinen la razón y la contención. Por eso las ofertas lúdicas y de esparcimiento no pueden arramblar con la parte del león de un Ayuntamiento obligado a mirar cada euro que gasta con verdadero cariño, si quiere tener capital para todos los proyectos comprometidos. Y sobre todo si se quiere resaltar la diferencia abismal que le separa de sus predecesores.

Compartir el artículo

stats