a coincidido prácticamente en el tiempo el relevo de la autoridad eclesiástica de Xàtiva, tras el nombramiento de nuevo Abad en la Colegiata, con el de la autoridad civil después de las últimas elecciones municipales. Hay por tanto al frente de la gestión turística y cultural del valioso patrimonio histórico y artístico tanto religioso como civil de la ciudad nuevas personas que se desconoce, a fecha de hoy, si se han llegado a sentar para coordinar esfuerzos, estrategias e iniciativas en beneficio de la oferta global de la ciudad al visitante.
Lamentablemente se viene de un tiempo en que las relaciones entre los responsables turísticos municipales y la Colegiata, en el caso de dar por hecho que existieran, que ya es mucho decir, no abordaron en ningún momento un planteamiento y propuesta de visita conjunta que permitiera al turista cultural que llega a Xàtiva admirar de manera coordinada el destacado legado patrimonial religioso, municipal y particular, articulando un único relato para cautivar al viajero, que podría así conocer mejor la importancia y trascendencia de la evolución histórica de esta antigua ciudad. Xàtiva, desde la conquista cristiana del Rey Jaime I, incluso antes como sede episcopal visigoda, ha conservado un destacado patrimonio histórico-artístico religioso que conforma buena parte de su oferta cultural y turística. Como segunda ciudad del Reino de Valencia durante siglos se configuró como una ciudad conventual que edificó buena parte de los monumentos que hoy ostentan una declaración histórico-artístico nacional, o como bienes de interés cultural desde el ámbito religioso, aunque bien es cierto que desamortizaciones, guerras, sucesos revolucionarios, ignorancia y especulación hicieron que la ciudad perdiera muchas y exclusivas obras de arte religiosas que de haberse conservado hubieran dado a esta ciudad categoría de destino cultural europeo imprescindible.
¿Qué líneas de actuación? Ante la situación actual, que se puede calificar de cierto impasse, en la que parece que la gestión de la oferta turística municipal —que ya está tardando en despegar— va por un lado y la oferta turística de monumentos y museos religiosos por otro, sin puntos de encuentro aparentes, urge ya entablar líneas de actuación conjunta entre los responsables eclesiásticos y municipales en beneficio del destino turístico-cultural de Xàtiva y también para promocionarlo, dinamizarlo y adecuarlo de manera global. Bien sea a través de distintas fórmulas de colaboración, como un protocolo de intenciones o un convenio entre las entidades religiosas y la administración municipal, incluso con participación de la Diputación Provincial de Valencia, se puede articular una entrada conjunta a los principales monumentos y museos de Xàtiva (Castillo, Colegiata y su museo, Museo Municipal de Bellas Artes). Más adelante se podrían adherir, tras su correcta adecuación turística, otros espacios monumentales a esta entrada conjunta como las iglesias de Sant Feliu y de Sant Pere, el Hospital Major o los exconventos de Sant Doménec y de los Agustinos, entre otros.
Esta colaboración permitiría además la realización de otras acciones conjuntas como la implementación de rutas temáticas por enclaves tanto religiosos como civiles o incluso mejorar aspectos como los horarios de apertura, la información y atención al visitante, la posibilidad de realizar eventos culturales en magníficos escenarios monumentales religiosos, además de articular vías para solucionar problemas comunes o solicitar inversiones en el necesitado y abundante patrimonio histórico-artístico de la ciudad, ya sea de titularidad civil o religiosa, pero que es al final sobre el que hay que levantar firmemente un potente destino turístico-cultural de Xàtiva con su enorme, exclusivo y valioso legado histórico y monumental.
