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la ciudad de las damas

Recomendaciones

Cierra esta Ciudad de las Damas un par de semanitas pero antes de irse sucumbe a una de las tentaciones más frecuentes en cualquier mortal, que es aprovechar la tribuna para hacer unas cuantas recomendaciones. Es una tentación, la de decirles a los demás lo que deben hacer, en la que cae todo ser humano, aún a sabiendas de que la mayor parte de las veces, no le harán ni caso. Como es normal.

Es pronto para hablar de la fecha más consumista del año, esa que coincide con los Reyes Magos, que a su vez viene precedida por la novedad del Papa Noel de importación y se mezcla con diversas modalidades de ese extendido entretenimiento del «amigo invisible» que nos hace compradores de obsequios diversos que nadie precisa y poseedores de objetos varios de los que no teníamos ninguna necesidad.

Con todo, en relación a las criaturas, valdría la pena recordar a las Majestades que llenarán las casas de juguetes, que hagan un esfuerzo para evitar transmitir con ellos ningún tipo de condicionamiento o estereotipo a niños o niñas, recordando que, a menos que se utilicen los órganos genitales para jugar con ellos, ningún juguete está asignado por definición a niños o niñas, sino que son las personas adultas las que se empeñan en distribuirlos según el sexo de las criaturas. Es de esperar que este texto no sea leído por público infantil.

Se prolonga este empeño asesorativo con una propuesta relacionada con la cita electoral del próximo domingo. Y es que voten por eliminación. No por eliminación física de los candidatos, faltaría más en este mundo ya tan agresivo, sino por exclusión de las candidaturas que no cumplan unos requisitos mínimos, que cada cual debe decidir previamente en armónico y coherente acuerdo con la propia conciencia.

Habrá quien exigirá como condición sine qua non, que el elegido prometa derogar esa reforma del famoso artículo 135 de la Constitución que con un cambio de redacción hizo que este país dejara a miles de personas en la cuneta para salvaguardar el bienestar de los bancos. Y así sea garantizada una educación sin desigualdades o una sanidad sin mezquindades. Y un entorno laboral con derechos y salarios y no con limosnas. O un país abierto a sus jóvenes y respetuoso con sus pensionistas.

Habrá quien votará de mil amores, porque se le revuelven las tripas pensando en la gente que sigue siendo expulsada de sus casas, a quien haga suyas las llamadas «5 de la PAH», catálogo de reivindicaciones que esta plataforma no se cansa de reclamar: dación en pago, alquiler asequible, stop desahucios, vivienda social y suministros garantizados. O quien se acuerde la Marcha del 7N a Madrid, contra las violencias machistas, y quiera apoyar a quienes asuman que ha de ser una cuestión de Estado.

Habrá quien no votará nunca a quien no se comprometa a acabar con el Toro de la Vega, y otros que votarán a quien se muestre favorable a apoyar la fiesta torera con subvenciones generosas. Quien quiera un Estado laico y quien prefiera procesiones todos los domingos. Quien crea firmemente en la necesidad de cuidar el planeta y a quien el tema le parezca una monserga de hippies desharrapados.

Estas elecciones son especialmente trascendentales porque, por primera vez, no estamos jugando al ajedrez con dos jugadores, sino a la oca donde juegan muchos. Hay que esforzarse para apostar por alguien que no acabe en la cárcel, ni pagando dinero al banco. Es absolutamente fundamental, porque en realidad no es un juego, sino que son nuestras vidas.

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