a ciudad de Xàtiva acogió entre el 4 y el 7 de diciembre el XVIII Congreso de la Asociación de Ceramología bajo el lema «Cerámica aplicada a la arquitectura: patrimonio público y privado». A esta interesante cita, en la que participaron destacados ponentes venidos de diferentes partes del territorio nacional e incluso promocionada desde el Museo Nacional de Cerámica, quizá le faltó algo de respaldo personal y participación tanto por parte de los representantes institucionales de su Comité de Honor como de la mayoría de ciudadanos de Xàtiva. Solo en el acto de inauguración el congreso contó con la breve presencia del concejal de Cultura y Patrimonio Histórico-Artístico, para el que sería deseable un mayor respaldo de la corporación municipal en su loable pero muchas veces solitario esfuerzo por tratar de revertir, con actuaciones, la grave dinámica de abandono y degradación en la que se ha visto sumido el conjunto histórico setabense en el último decenio.
Especialmente interesante fue, en la jornada de clausura del congreso la tarde del domingo 6 de diciembre, el debate de conclusiones en el que fue protagonista la triste situación del centro histórico de Xàtiva que alberga las más valiosas muestras de cerámica tradicional. No hubo representación institucional municipal o autonómica, más que necesaria para tomar nota, de primera mano, de lo que allí se expresó por parte de algunos asistentes y ponentes como la representante del taller setabense de cerámica Vallés 16, que ha trabajado decididamente para que este importante encuentro de ceramólogos se celebrara en la ciudad, y que expuso, con toda su crudeza nada alejada de la realidad, la agonía del valioso casco antiguo de Xàtiva en el que su actividad artesanal-comercial prácticamente se ha quedado sola y a duras penas sobrevive.
Los participantes, que habían recorrido los principales enclaves históricos y artísticos de del centro histórico relacionados con el exclusivo legado de cerámica antigua que conserva la ciudad, vieron y hablaron sobre las casonas en venta o derribadas, el comercio desaparecido, el tráfico infernal, el abuso del ocio nocturno, el turismo incidiendo en la dificultad e incompatibilidad de la vida hoy en este espacio que fue el corazón de una Xàtiva esplendorosa que adornó con la más hermosa cerámica sus balcones y patios, hoy en ruina o cerrados temerosamente a la visitas, incluso de los especialistas.
Buena iniciativa la organización de este tipo de congresos, pero queda mucho por hacer más allá de las declaraciones de intenciones. Hay que implicarse e implicar a una mayoría en la participación de estos eventos desde el principio al final, hay que articular al mismo tiempo una oferta específica turística y complementaria en relación con la temática y duración del evento. No basta, aunque ya es un paso, que la magnífica iglesia gótica restaurada del exconvento dominico estuviera abierta las tardes del sábado y el domingo, cuando habitualmente permanece cerrada.
Ya se sabía, pero congresos como este ponen de manifiesto que el rico patrimonio histórico-artístico cerámico de Xàtiva, público y privado, da para una ruta temática que enriquecería la oferta turística y contribuiría a dinamizar el centro histórico. Pero como hacen otras poblaciones ya acostumbradas a albergar este tipo de eventos, la ciudad ha de volcarse coordinadamente con ellos y promocionarlos en todos los ámbitos y canales posibles. Gobernantes y oposición, hoteleros y hosteleros, guías turísticos y comercios especializados, con un respaldo masivo e interés ciudadano, deben colaborar para que estas citas sean un éxito que invite a otros colectivos a venir a Xàtiva a celebrar su congreso. Queda un largo camino por delante, corregir desajustes y seguir con voluntad y tesón en esta línea porque ya no hay tiempo, ni muchas otras opciones, para un casco antiguo del que se empieza a opinar que podría ser irrecuperable, ¿lo es de verdad?
