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La noticia semanal

un gobierno belenista

Semana de doble moral, de poses y otros fariseísmos que están al cabo de la calle y que, como el turrón, vuelven por Navidad. Así, junto al loable regreso y representación del Cant de la Sibil·la, bajo la acertada batuta del menestril Francesc Tortosa —cuya dirección mereció los aplausos del público que llenaba el recinto de la arciprestal de Santa María de gom a gom, para envidia del cura titular de dicho templo, que con sus sermones apenas consigue reunir a cuatro beates, las mismas que aparecen en ese texto cantado que es la canción de Jacques Brel— tenemos también, en el contexto del sarao navideño en el que nos hallamos inmersos, el monumental Belén que ha montado el gobierno municipal de Ontinyent en la plaza Mayor. Con un tamaño y grandiosidad que ni Lina Insa se hubiese atrevido a levantar. Pero el gobierno de Jorge Rodríguez ahí sigue: en su espíritu de hacer renacer los iconos del nacional-catolicísimo. O al menos eso es lo que está plasmando, a juzgar por sus hechos. Sin duda se siente avalado por esa mayoría absoluta de la que gozan, y que es de esperar que no les haga perder el oremus. La cual le permite, a lo que se ve, aplastar a las minorías laicas. Por ello han decidido servirles, a los ontinyentins, dos tazas de Belén. Encima a cargo del bolsillo de los ciudadanos. Pero como son buenas personas, empezando por el concejal de una transparencia cada día menos nítida, digo de Joan Sanchis, no han querido amargarle el turrón al vecindario irreligioso, escondiendo el coste de la factura del Belén municipal (sin caganer, dicho sea de paso). Aunque se ha logrado, eso sí accidentalmente y vete a saber a santo de qué, que la gamberrada-hurto eventual de la imagen del niño del Belén, desviara muchas miradas. Lo que no es óbice para que, tal como informaba este diario — «Xàtiva airea todos los gastos, contratos y retribuciones en el Portal de Transparencia»— se le espete al gobierno de Rodríguez si hará lo mismo, amb pels i senyals, desglosando paquetes que maquillan los gastos reales.

¿Y la prensa? Otro esquinazo incongruente del gobierno Rodríguez, pese a su colaboracionismo catolicista y afán de conservar las tradiciones, es el que ha instaurado amputando su encuentro navideño con la prensa local. Seguramente porque piensa que son la bien pagà. El caso es que, como bien nos dice el refranero, «En casa del herrero, cuchillo de palo». O lo que es lo mismo: «Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió», tal como acontece, presumiblemente, con su secretario personal, Ricard, quien ha suprimido al batle de su agenda el encuentro anual, amable y de concordia, que los alcaldes ontinyentins anteriores venían manteniendo con la precaria tropa de la prensa del lugar. Al parecer Rodríguez aún no es consciente de la creciente desafección entre la sociedad ontinyentina que viene cultivando su secretario. Son peajes que se pagan cuando se deja de pisar las calles.

Buenas nuevas artísticas. Que un nombre de prestigio como el de la ilustradora internacional Paula Sanz Caballero se involucre y acepte diseñar la imagen del Any Gomis 2016 es una de las noticias culturales que hinchan el ego de todo ontinyentí que se precie de serlo. El currículum que avala a Paula es extenso y a la altura del ilustre músico local objeto de tributo este p´roximo año, cuyos restos reposan en París.

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