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el mirador

A vueltas con el modelo participativo

Si en el cuatrienio de 2011-2015 en Ontinyent el PSPV, con Jorge Rodríguez al frente, formó con Compromís y la colaboración de EU un gobierno en la ciudad que primaba políticas para las personas, deviniendo en una suerte de laboratorio de pruebas, y desde el pasado mayo el PSPV gobierna la Generalitat Valenciana, con Ximo Puig al frente de un gobierno compartido con Compromís y la colaboración de Podemos, tras pactar políticas que están priorizando a las personas, ¿Por qué Pedro Sánchez no puede formar un gobierno nacional desde el PSOE, superando ese grano socialista andaluz tan turbio, compartido o en colaboración con Podemos y otras fuerzas políticas progresistas españolas representadas en el Congreso? Al margen de como se plasme finalmente, o no, el puzle político nacional actual, cuya bienvenida pluralidad ha hecho saltar por los aires esa ocurrencia antidemocrática del PP acerca de que gobernase la candidatura más votada, conviene detenerse en la irrupción que se está teniendo en muchas poblaciones valencianas las consultas ciudadanas, que ya fue activada desde el gobierno ontinyentí hace dos años.

Sin duda, dichas consultas son vistas como una causa-efecto tras los resultados electorales del pasado 24M, que le cambiaron la faz a un gran número de ayuntamientos. Una novedad municipal que empieza a ser contemplada en muchos de los presupuestos municipales que se están diseñando o aprobando para 2016.

Por de pronto, Valencia ciudad ya se ha sumado a la iniciativa que abanderó Ontinyent, mientras que otros municipios ya han puesto en marcha sistemas de participación vecinal en el asunto de decidir las inversiones, caso de Mislata o Sagunt. Asimismo, el batle ontinyentí, Jorge Rodríguez, en calidad de presidente de la Diputación de Valencia, ha querido llevar a esta obsoleta institución el espíritu participativo, al consignar una partida presupuestaria que fomente el buen gobierno, la transparencia y la igualdad. Además de otras iniciativas de calado participativo. Mientras, este tema también empieza a hacer mella entre los proyectos del gobierno actual de Xàtiva, como evidenció la reciente visita del primer teniente de alcalde, Miquel Lorente, a Ontinyent, en su tarea de captar información sobre los presupuestos participativos.

Un sistema bueno que hay que seguir puliendo. Que el sistema participativo de Ontinyent aún ofrece muchas asperezas, que se deberán ir limando en un futuro, es una evidencia. Pero como ya nos advertía Machado «se hace camino al andar», y ante ese reto el gobierno de Ontinyent ha decidido pisar fuerte en la senda emprendida, en la cual está aún casi todo por hacer. No se puede olvidar que los filtros para seleccionar las inversiones postuladas por los ciudadanos ontinyentins no son solventes, ya que un representante vecinal o de otro colectivo no es garante de poseer un nivel y conocimiento acordes con los asuntos sobre los que tiene que dirimir su voto. Baste esta muestra como ejemplo de los cantos pendientes aún de pulir.

Con todo, estamos viviendo un tiempo político apasionante y de renovación de modelos, en los que la política asoma sus aristas, aptas para ser abordadas por emergentes artistas de la política. Y en ese trance Ontinyent tiene colocado a un destacado creador, Jorge Rodríguez, quien sin duda se está revelando como un artífice en poner en la praxis la nueva solfa.

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