Un conocido empresario hostelero, otro del sector de la automoción y además fallero y un popularísimo vendedor ambulante negro (negro de verdad) ejercieron anteayer de Reyes Magos en la cabalgata de Xàtiva y en sus actos previos. Hasta ahí, todo bastante normal. Pero detrás de esa normalidad hay una historia de veinte años. Los años en los que el equipo de gobierno de Alfonso Rus, primero, decidió que los reyes serían en exclusiva ediles del consistorio. Y después, el veto férreo a los de la oposición, a los que jamás invitó a hacer de Melchor, Gaspar o Baltasar en el desfile que organiza el ayuntamiento. En 20 cabalgatas —hasta la de 2015, hace un año— sólo tuvieron ese privilegio ediles del PP, incluido Rus varias veces.

Hasta 1995, una costumbre —que no una norma— establecía que en la cabalgata el papel de rey mago era para los concejales. No era estrictamente así porque, en ocasiones, algún empleado municipal o incluso un voluntario anónimo llegó a ponerse a lomos del camello, del caballo o encima de la carroza. Para la cabalgata de 1996, la primera desde que el PP accedió al gobierno local, Rus prolongó esa tradición no escrita y se reservó, además, hacer de uno de los monarcas. Fueron pasando los años y los desfiles sin que nadie cuestionara el asunto hasta que alguien advirtió que esa asignación de roles siempre caía del mismo lado: sólo se escogían ediles del PP.

Al igual que en el ayuntamiento, donde Rus borró del mapa a la oposición al no asignar a sus concejales ninguna delegación y excluyó a sus partidos de la junta de gobierno, en la noche del 5 de enero la cabalgata era sólo para el equipo de gobierno. Rus, José Antonio Vidal, José V. Ramón, Jorge Herrero, Marcos Benavent (que ahora sería un fantástico Melchor sin necesidad de postizos) Ramón Vila, Enrique Perigüell, Antonio Perales, Vicente Parra... Todos ellos hicieron de Melchor, Gaspar o Baltasar. Teniendo en cuenta que varios de ellos han estado 20 años de regidores, alguno acumuló media docena de apariciones reales.

Pero la cabalgata cansa. Algunos —entre ellos Rus, que manifestó un año terminar molido después de los fastos— expresaron su preferencia por no desfilar. Y antes que ofrecerlo a cualquier otro edil socialista o de otra formación, el primer edil prefirió echar mano de su concejalas (del PP siempre, claro). Así, después de alguna aparición anterior de una de ellas, en 2010 el alcalde asignó el rol a tres mujeres: Rosa Esteban, María José Pla y Marián Soro. Ahora que una parte de la derecha valenciana se ha escandalizado con las reinas magas del Ayuntamiento de Valencia alguien debería reivindicar lo avanzado que era el PP de Xàtiva hace más de cinco años.

Pese al veto, admitido sin ambages por el entonces alcalde, ningún edil de la oposición manifestó públicamente su preferencia por hacer de Melchor, de Gaspar o de Baltasar. Sí que lo hacía, privadamente, uno de ellos que terminó sus días en el ayuntamiento sin poder cumplir esa aspiración. Preguntado en 2009 por Levante-EMV, el edil de Feria y Fiestas en ese momento, Ramón Vila, dejó una puerta entreabierta que más bien era un portazo. Dijo que si algún conejal del PSPV o de otro partido tenía interés en hacer de rey debería pedírselo al alcalde personalmente y muy probablemente éste le concedería la gracia.

Un Baltasar «real» y no pintado

En el nuevo gobierno tripartito (PSPV, Esquerra Unida y Compromís) surgido de las urnas en mayo no se quiere dar importancia al hecho de los papeles de rey. Y una vez decidido, con notable acierto, que de rey negro ha de hacer un negro y no un blanco pintado de betún, el resto de asignaciones se han hecho sin pensar en ningún momento, aseguran, ni que tuvieran que ser concejales ni, de serlo, que ahora ellos vetasen a los del PP.