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la notícia setmanal de la vall

La resaca y las expectativas

Atrás quedan las fantasías que atraen en Ontinyent a más de 2.000 niños y mayores, con la llegada del emisario real Jacobo o muchas más gentes aún en la cabalgata de los Reyes Magos. Lo que no acaba de ser coherente, o al menos así creo que lo vería un recién aterrizado en el lugar y formado a base de asignaturas racionales —sin necesidad de sesudas investigaciones recientes; la tradición del Jacobo es la que es— es a qué se debe el creciente protagonismo de la autoridad política municipal en un lance que no pasa de ser un sarao infantil.

La grandiosidad de Le P'tits Bras. De sorpresa puede calificarse la actuación en la ontinyentina plaza Major de Le P'tits Bras, en el Festival de Circ i Teatre al Carrer, con su espectáculo L'odeur de la sciure. Los trapecistas belgas presentaron un espectáculo que ha girado por todo el mundo, cuyo buen sabor aún se paladea pese a la resaca navideña. Al margen de si fueron 3.000, más o menos, los asistentes que acudieron a presenciar dicho evento, lo que si resulta cierto es el buen tino en incluirlos en la programación del festival, el cual dinamiza las calles de la ciudad en donde prima el ocio familiar. Otro cantar es si dicha inversión municipal repercute en el comercio y los negocios hosteleros locales. Además de no haber datos económicos acerca de su repercusión, escrutarlos resulta tarea casi imposible. Más factible, y sin embargo no lo hacen desde el gobierno municipal que tanto predica la transparencia, es el informar del coste de estas y otras actividades que se programan desde el ayuntamiento. Informar de ello no cuesta nada, al fin y al cabo, dichos pagos se recaudan de los impuestos ciudadanos.

El solar de la antigua fábrica Tortosa y Delgado. Cabe saludar, en este nuevo año, una iniciativa, de la que informaba este diario: «De solar industrial a espacio recreativo», dicho en alusión al taller de empleo que está transformando en zona de esparcimiento en la explanada de la desaparecida fábrica de Tortosa y Delgado de Ontinyent. Es una praxis que ya tuvo un buen antecedente con la restauración y entrada en servicio del Alberg Perú. En este caso la suma de la inversión ronda los 300.000 euros y, como bien enfatiza el gobierno municipal, «da trabajo a 24 desempleados. No se conoce aún el resultado final del diseño que va a resultar en el citado solar, y mira que hoy día con los ordenadores lo tienen fácil. Ni tampoco se sabe o al menos muy poco, sobre el estudio que habría servido de base para que, el gobierno ontinyentí, apostase firmemente por este proyecto. Por emplazamiento, historia, etc., este solar, cuando finalice su rehabilitación, está llamado a ampliar la oferta de ocio en la ciudad. El dotar a los continentes de contenido es una asignatura que, en muchos casos, no han aprobado los gobernantes de turno, aquí y allá. Por eso sí, en relación a este espacio el gobierno que preside Jorge Rodríguez logra activar y plasmar las buenas intenciones actuales que esgrimen, transformando el lugar, como pretenden, «en una zona de esparcimiento, una parte a estacionamiento y, además, en un lugar para albergar celebraciones festivas». Pues miel sobre hojuelas. Todo lo cual no desvanece el interrogante sobre si dicha obra responde a un plan generalizado de restauración, aunque sea por parte, de la ciudad, o por el contrario si asistimos a un parche urbano. Sea como sea, la inversión es justa y necesaria.

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