egreso al pasado. El Olímpic no fue capaz de protagonizar otra hombrada que le hubiera aupado a la media tabla de la clasificación según pronosticamos en nuestra columna del sábado. Una vez mas nuestro equipo demostró que ante el gol es absolutamente nefasto. No importa que jueguen los delanteros centro conocidos, Javi Navarro presunto salvador del equipo según las manifestaciones de su entrenador, Samu que vino de La Mancha el pasado año sin haber demostrado todavía la razón de su fichaje, o el llegado delantero centro Rubiato, de un equipo de Tercera División donde había recalado después de correr medio mundo en busca de acomodo.
El partido no fue distinto a otros anteriores. Defensa a ultranza del portal propio y algún que otro contraataque, pocos en esta ocasión, con algún remate inocuo a cargo de los delanteros centro que demostraron sobradamente su torpeza para el gol, solo fachada y exceso de años que no se han tenido en cuenta a la hora de ficharles.
En el minuto 36 nos cayó encima un jarro de agua fría en forma de gol de los locales y ahí se acabó el partido. Remontar es una palabra que nuestro equipo desconoce. No la ha puesto en práctica en todo el año y esta vez sin Álex Vaquero, que es el que empuja, pensar en ello sería un milagro. La puntilla tardó en llegar, fue consecuencia de una cesión de Mendoza a su portero que no pudo alcanzar colándosele por arriba ya en el minuto 90.
La cuerda floja se tensa de nuevo y tropezar el próximo domingo ante el Sabadell sería mortal, vencer recargaría las pilas de nuevo para ir a la isla y devolver un poco de esperanza al socio, que reconoce la capacidad de trabajo del presidente Alcázar, muy bien remunerado por cierto al igual que su segundo, entrenador del equipo femenino y a su vez Vice-presidente, cuya finalidad no vemos por ninguna parte, mientras el equipo juvenil, teóricamente nodriza y cantera del primer equipo, se desangra por la cola de su grupo y acepta la dimisión del hasta ahora entrenador.
